Miguel Angel Rodríguez: “Me gusta contar historias que se entienden”

El tranquilo bar de Palermo, con música soul de fondo y unos cuantos comensales que no se hacen oír, se alborota. No es porque Miguel Angel Rodríguez trabaje de famoso. Es más, come su sandwichito de pollo y palta sin llamar la atención, en un rinconcito de atrás. Pero los mozos y la gente de otras mesas lo reconocen y él devuelve gentilezas. Les hace la gracia que ellos esperan. Se enciende. El es lo que se ve. Un tipo al que el barrio le sienta bien, y la simpleza, mejor. “Basta, mami, de hacer programas rebuscados. Si vas a la hora de la cena, y tenés a toda la familia reunida frente al televisor, hacé algo que comprendan todos. Terminala con lo intrincado, con los símbolos, basta. Por eso a mí me gusta contar historias que se entienden”, confiesa sin pudores. Tampoco debería por qué tenerlos. No le habla a nadie en particular. Habla, entre otras cosas, de su regreso a la televisión pasado mañana, con “un cuentito hermoso. Tan lindo, que nunca se hizo. Vamos con una comedia musical en TV, ¿qué te parece? Pero, guarda que no es un programa con canciones. Esto es una comedia musical posta”.
Es difícil, tal vez imposible, ponerle sonido a la palabra escrita, pero sería bueno que su modo se hiciera oír. Si hablara en off en un concurso de voces, la duda se despejaría rápido. Matiza, sube, baja, le da carácter a las frases. Sabe transmitir con el tono. Como cuando dice que “en la tele nunca se sabe. Ahora vamos a ir tres días por semana, pero si de arranque hacemos 40 puntos, nos ponen de lunes a lunes. Y si hacemos 4 puntitos, terminaremos yendo los domingos a la mañana antes de la misa”.
Bueno, no estaría mal, dada la pasión papal de este tiempo.
Claro, ¿te imaginás? Igual, en ese caso, no faltaría quien diga que estoy acomodado porque el Papa es de San Lorenzo.
Tiene el don de la gracia Miguel Angel Rodríguez, el actor que este martes debutará como protagonista de Qitapenas (también irá miércoles y jueves, siempre a las 21, por Telefe), un programa grabado íntegramente el año pasado, que en principio iba a estrenarse en 2012, pero finalmente quedó afuera de la grilla.
“Las cosas son por algo. Yo sé que soy particular en eso, pero la verdad es que no me volví loco. Yo tenía muchas ganas de que saliera al aire, pero al canal le iba tan bien que no nos necesitaba.
¿Y eso te tocó el ego?
No, para nada. No tengo esos mambos yo, por suerte. Sí es cierto que tenía mucha ansiedad de que la gente lo viera, porque está muy bien hechito, tiene mucha producción. Ojalá le vaya bárbaro y tengamos que retomar la historia (se terminó de grabar el 30 de diciembre). Creo que va a andar bien. Además, no hay ninguna ficción que hasta ahora se haya recortado por encima del resto, como pasó otros años, como con Gasoleros, Son amores, Los Roldán o Graduados. Más allá del boom de Dulce amor (la tira de Telefe que termina mañana), hay como un pelotón bastante parejo. Imagino que el primer día andaremos por los 18 puntitos.
Más allá de algunas participaciones, ¿te preocupó haber estado sin pantalla el año pasado? 
Esas cosas no me joden, ni tengo una teoría acerca de que está bueno alejarse para cuidar la imagen y no cansar o acercarse para que no se olviden de uno. No tengo pantalla e igual el reconocimiento en la calle está. Lo malo es cuando te dicen ‘¿Che, cuándo volvés a la tele?’ y vos estás haciendo algo con poco rating. A mí no me pasó, pero ha pasado. Es más, ahora me hablan de lo que está repitiendo el canal 360TV (@Rodríguez, un ciclo de imitaciones en el que se luce con las de Sergio Lapegüe y Luis Majul), una señal de la televisión digital.
El actor, cuyas últimas apariciones en TV fueron en El hombre de tu vida, Los únicos e Historias de corazón, anticipa que en la nueva comedia producida por Telefe “no haré imitaciones, salvo una especie de Sandro que hago en un momento de pasión: estoy con Joaquina (Silvia Kutica), mi mujer, en un momento nos encamamos y mando un Dame fuego que empieza muy lento y de pronto explota y aparezco en un escenario, como en un sueño, con bailarinas, patillas, brillos, con todo. Porque el programa narra de esa manera: hay una realidad que se va mechando con fantasías súper producidas. Tanto, que en medio del tole tole del año pasado, que si empezábamos o no, se resolvió dejar el material de los musicales y sólo repetir las situaciones de ficción que no estaban tan logradas”.
El protagónico de Qitapenas no será lo único que lo tenga en pantalla este año, ya que desde fines de mayo será uno de los jurados de Celebrity Splash, entre otros proyectos (ver Lo que se viene). “Por suerte estoy en una buena… A mí me encanta laburar, y más cuando se trabaja en serio. ‘Okey, ¿querés una comedia musical? Dale, hagamos una comedia musical en tele al estilo Glee’ (exitosa serie de los Estados Unidos), donde la música está totalmente emparentada con lo que se dice. Porque otra cosa son los programas con canciones, como fueron La peluquería de Don Mateo o los viejos tiempos de Videomatch”.
Entre la larga ronda de café de sobremesa, el fanatismo pasa de Qitapenas a San Lorenzo sin escalas. “Cómo se sufre en el fútbol, por Dios. Si bien no estamos en zona de descenso, hay sensación de que todavía hay peligro cerca. Lo que yo digo es ‘Vayamos más parejito’, no puede ser que le ganemos a River y luego perdamos y así. Ah, otra cosa que quiero aclarar, no estamos favorecidos por el Papa (también hincha del Ciclón), como dijo alguno. Es cierto que apenas fue nombrado Pontífice tuvimos una seguidilla de buenos partidos... pero fue pura coincidencia”.
Cuenta -y muestra la foto que tiene guardada en su celular- que mandó a hacer un escudo de San Lorenzo en el fondo de su pileta, en zona Norte, realizado íntegramente con venecitas (mini azulejos). Y se arremanga para compartir los tatuajes de sus brazos (ver Con el afecto escrito...). Y entonces, por unas horas, ese bar tranquilo de Palermo no pierde esencia, pero gana en pasión.