Convengamos que Gran Hermano es un semillero de futuros mediáticos y pseudo artistas que seguramente no durarán mucho más que unos meses en la tv. Los más ‘talentosos’ quedarán trabajando para Telefé (dando vueltas en diversos programas) y las chicas, luego de varias cirugías, se subirán a una tarima de algún teatro de revistas.
Sin embargo, lo que la producción del Big Brother argentino muchas veces llevó a la pantalla fueron ciertos personajes vinculados a asuntos delictivos y criminales.
Si bien Telefé recurrió también a gente que pertenece a un sector social marginado (como cartoneros o prostitutas) utilizándolos como estrategia para que el juego se vea más creíble y el público se sensibilice, lo que traspasa la línea de lo mediático es televisar ciertas cuestiones vinculadas con la legalidad. Muchas veces ‘farandulizan’ ciertas situaciones en las que no sólo están inmersos los participantes de GH, sino que involucran a personas que están fuera de la casa, pero dentro de una situación enmarcada en lo judicial y lo penal.
Este es el caso actual de la participante, que salió hace un par de días de la casa, Florencia González. La uruguaya de 26 años atropelló a un joven en el año 2008 mientras manejaba su auto en Montevideo. Si bien salió sobreseída, la familia del chico aún pide justicia y considera culpable a la participante recientemente echada.
Según los medios uruguayos la irresponsabilidad fue por parte de la víctima y no de Florencia; las fuentes policiales afirman que el fallecido, Pablo Maximiliano Maldonado Viacava, no respetó la señalización del semáforo. Por dicho motivo, la jugadora de GHno fue imputada.
Debido a la difusión que tiene Gran Hermano, no solo aquí en nuestro país sino también en Uruguay, este caso volvió a tomar entidad pública; de hecho, alrededor de 30 personas (familiares y amigos de Maldonado Viacava) se manifestaron ante la Suprema Corte de Justicia en la ciudad de Montevideo considerando que es una falta de respeto la presencia de Florencia en ese programa. Julia Maldonado Viacava, hermana de la víctima, declaró en el diario El País que “es lamentable lo que hizo. Da mucha bronca. Vos imaginate el día que yo prendí la tele y ví a la mujer que atropelló a mi hermano… tan campante por la vida, como si nada. Y después soportar ver al padre hablando y haciendo prensa de esto. Da mucha impotencia y bronca.”
Por otro lado, el padre de Florencia explicó cómo sucedió el accidente, repitiendo lo que las fuentes policiales habían declarado y haciendo énfasis en que su hija había salido sobreseída del caso.
Si bien Florencia González se demuestra inocente, hay personas involucradas (como los allegados a la víctima) que consideran que la participante hace un show de esto. Claro está que, una vez que la justicia considera a alguien inimputable por un determinado hecho, el implicado puede (y debe) retomar su vida normalmente, sin embargo no deja de ser doloroso para quienes perdieron a un amigo o un familiar en un episodio de esta envergadura. En este caso, para el entorno de la víctima, el hecho es aún es confuso.
Asimismo, en ediciones anteriores, pudimos ver a otras personas involucradas con delitos: Diego Leonardi participó de Gran Hermano durante el año 2007 quedando lejos de ser ganador, pero luego fue llamado otra vez para el especial GH Famosos donde allí obtuvo el premio mayor. Cuando entró por primera vez a la casa, Leonardi contó que había pasado cinco años en la cárcel por delinquir una estación de servicio.
En ediciones más recientes, precisamente en el 2010, se hizo conocido Cristian ‘U’ (Urrizaga) por ingresar a Gran Hermano y contar allí su vida triste envuelta en armas, drogas y robos. Luego de unas semanas de jugar dentro de la casa de Telefé, un abogado lo acusó de daños, lesiones y hurto por haberle desfigurado la cara en el maxikiosco donde se encontraba. Lo último que se supo del caso es que estaba en manos del juez Gabriel Ghirnalda, quién debía considerar correcto o no el pedido que presentó la fiscalía.
Como podemos ver, la televisión está llena de estrategias y artilugios utilizados para que un reality sea lo menos guionado y lo más creíble posible, sin embargo, hay ciertos límites que se deberían tener en cuenta. Los temas ligados a las cuestiones judiciales, criminales y penales, deberían dejarse a un lado, no tanto por resguardar la moral sino por respeto a los que no eligen divulgarlo públicamente y que, de algún modo u otro, están implicados en la causa.
Toda persona que decide inscribirse en este tipo de concursos sabe que su vida, automáticamente, dejará de ser privada y pasará a dominio público. Más aún si está vinculada con algún escándalo donde haya drogas, asaltos o muertes. Porque eso suma rating y los gerentes de programación, evidentemente, no escatiman en ponerlos al aire. Ya que la responsabilidad solo queda en el participante, deberemos esperar a que los concursantes solo se limiten a mostrar sus vidas sin involucrar la de otros.