Sólo 15 pasos. Bastan unos segundos. Desde la entrada del bar hasta el patio que tiene en el fondo, caminando al lado de Marcela Kloosterboer, para sentirse observado como nunca en la vida. Está claro, no son ni para el periodista ni para el fotógrafo las miradas, pero sirve para entender qué se siente vestir esa piel. Bendición y miseria de ser el rostro que ilustra ese mega cartel de la Avenida Lugones que cruzamos antes de llegar. ¿Qué siente ella al verse? ¿Cómo mantiene la cabeza en su lugar una mujer que desde los ocho años está en las pantallas del prime time de los argentinos? Hoy, su rol de Helena, una hippie sexy y buena en Sres. papis (Telefe, a las 23), ayudará a encontrar la respuesta.
La sensación es que Helena se parece a vos en la realidad...
Yo también la siento parecida a mí. Esto de que es medio hippie, me hace sentir un poco identificada. En mi vida soy así: natural, me gusta estar al aire libre, los animales. También su filosofía de tratar de no juzgar tanto, de entender. Dejar el ego de lado, y si alguien contesta mal o lo que sea, no discutir. Es un aprendizaje. Tengo algo logrado, que es haber disociado mi lugar profesional o de actriz, con mi vida. Una es Marcela, la que trabaja, está en el cartel, hace notas, se viste para un evento; y otra es “La Negra”, que soy yo fuera de todo eso. No la veo a la Negra ahí, veo a Marcela Kloosterboer.
Difícil sosegar el ego, sobre todo en una profesión como la tuya...
Trato de identificarlo siempre y sacarlo del medio. El ego está en lo cotidiano. Muchas veces por ser actor podés enojarte, gritar e irte puteando que nadie te va a decir nada. Hay que ser consciente de que es un trabajo más. La exposición nos da cierto poder en algún lugar, por eso siempre me rodeé de mis amigas. Grabo, voy a casa y listo. No estoy todo el día pensando en el trabajo ni dándole tanta importancia. Al contrario, a veces quiero cambiarme la cara para salir a la calle. Cuando voy de viaje, pienso en lo lindo que es poder mirar a la gente, ir sin anteojos, caminar la calle. No quiero que suene desagradecido con el reconocimiento de la gente, que está buenísimo. Pero es lindo sentirse libre, ser anónimo.
Considerando que empezaste a trabajar a los ocho, ¿qué cosas te hubiera gustado cambiar?
Hay pros y contras. Me gustó empezar de chica en esa época. Las nenas de 12 éramos nenas. Yo no perdí la inocencia en la tele. Me perdí vacaciones y eso, pero no lo viví como un drama. Me divertía y la pasaba bien. Era la nena mimada del canal.
Las últimas notas tuyas hicieron foco en tus ganas de ser mamá, ¿qué miedos e intrigas tenés?
Miedos no me genera, por ahora, porque no estoy embarazada. Es algo lejano. Yo tengo una filosofía de vida que me gustaría volcársela a un hijo. Con respecto a la naturaleza, los animales, la armonía de todos juntos. Soy muy maternal. No es que estoy diciendo en todas las notas que quiero ser mamá: cumplí 30 y me preguntaron si quería ser mamá. Yo dije que me encantaría, pero no ya. Hoy vivo alejada de la ciudad, y estoy con un proyecto que no tiene nada que ver con la actuación, que es una línea de carteras y zapatos de cuero sintético. Y me imagino el día de mañana yendo a laburar con mis hijos postergando un par de años mi trabajo de actriz. Soy curiosa de ver otras cosas y profesiones. Aprender. Este proyecto es una realización personal que viene de años. Ahora, si paso ocho meses sin actuar, seguro quiero volver. Por ahí voy en el auto actuando sola, inventando mis escenas.
En todo siempre está presente el cuidado del medio ambiente..
Hoy hay más conciencia que hace años. Son gestos cotidianos, una forma de vivir. Una coherencia. Hoy está todo muy violento, hay dos bandos y todos se putean. Eso se siente en la calle. Quisiera creer que vamos hacia una evolución. El planeta está esperando ver qué hacemos, y no nos detenemos a pensar porque eso no genera plata. La ambición es la causa.
¿La belleza te pesó alguna vez? En el sentido de temer que los hombres sólo se te acerquen por eso.
Por eso estoy con alguien que me conoce desde que era chica. Desde los 15 años. No es sólo un hombre, puede ser una amiga. Te das cuenta quién se te acerca por cholulaje o porque le pareciste copada. Por eso estoy un poco cerrada para conocer gente. La belleza es algo que importa en el medio, en mi casa no es lo más importante. No pasa por ahí el eje de la relación.
¿Qué crítica le harías a la tele?
No soy de mirar mucha televisión, pero siento que está muy politizado todo. Está buenísimo que haya un montón de tiras al aire, eso significa que hay trabajo. Me gustaría que hubiera más unitarios. Antes se tomaba más en cuenta el valor artístico de lo que se hacía, hoy importa lo que da plata y rating. Y además, es lo que la gente elige.
¿De quién es la responsabilidad? Vos fuiste víctima de eso, cuando publicaron tus fotos privadas...
Ahí vos decís, el tipo que lo publica es un hijo de p..., pero, ¿y la gente que lo compra? Si ponen una foto mía leyendo un libro con una túnica no la compra nadie. El consumidor también está en falta, y yo me incluyo en eso también.
Es contradictorio, porque vos también trabajás con tu imagen. La tapa de la revista y una publicidad de ropa interior, es casi lo mismo.
Me enojé en el momento. Pero, ¿qué hace el tipo al que le llegó la foto? ¿No la va a poner por ética? Si le arruinan la vida a cualquiera con tal de vender, publican cada cosa... No puedo pretender que cambie. Me enojo, se me pasa y sigo. Está todo muy expuesto. Con el Twitter, los que ponen ‘recién me levanto’. No uso Twitter, ni Facebook. Está todo demasiado globalizado para mi gusto.