Con apenas 5 y 6 años, muchas veces se roban las escenas por la soltura y la naturalidad con que juegan sus roles. Justamente porque están jugando. “Usamos nombres de fantasía”, aclaran, de entrada, para quien tenga algún atisbo de confusión entre ficción y realidad. Para ellos, ese límite es muy delgado, pero sin embargo tienen en claro que lo que pasa ahí no es del todo cierto.
“A mí me encanta hacer esto”, dice Naomi. “A mí, más”, retruca Uma. Entrevista atípica, claro, así se da la charla: con todos hablando a la vez de sus familias de ficción, entusiasmados por contar intimidades y, enseguida, concentrados en dibujar a sus papis (los de la tele) y a ellos mismos a pedido de Clarín. Hasta que alguno se cansa y sale corriendo. Y después vuelve para seguir contando del jardín “de mentira” del que son alumnos en la ficción.
“Acá puedo conocer más gente y hacerme amigos”, dice Marco (“me gusta que me diganMacu ”, pide), explicando su temprana vocación.
¿Les gusta verse en la tele?
Manuel : A veces me quedo dormido y no me veo en la novela.
Uma : Nunca me quedo dormida.
Naomi : Yo no me duermo. Me gusta.
Marco : Yo nunca duermo porque me gusta estar despierto.
La charla se va un poco por las ramas: hablamos de los Monster High, de las princesas de Frozen, de los colores preferidos. Manuel, el más inquieto, va y viene por la sala, corre, salta. Se aburre y se enoja un poco cuando sale a la luz el tema de los noviazgos. Las chicas, más verborrágicas, cuentan sin problemas. “Tengo novio: Macu ”, dice Uma. Manuel pregunta, asombrado: “¿Son novios?”.
Macu no duda: “Sí”, y sigue concentrado en dibujar. Naomi, de reojo, anuncia: “Yo tengo cuatro novios. Todos los días”. Luego de las confesiones, retomamos la entrevista.
¿Les gusta actuar?
Naomi : A mí me encanta, yo quería venir.
Uma : Yo hice un casting. Nos ayudan con la letra.
¿Es difícil aprender la letra?
Uma : No, es muy fácil.
Naomi : Yo me la aprendo al instante.
¿Es divertido trabajar con los papás de la tele?
Marco: Mmm, no es divertido, pero es lindo. Nos queremos más que divertirnos. Yo estoy feliz.
La respuesta es tajante: su personaje, Jony, llega a la vida de Nacho (Furriel) de un día para el otro, cuando la mamá del nene le dice a Nacho que fue fruto de una noche de pasión. Al principio, al supuesto padre no le gusta nada la idea y está lejos de darle un trato amoroso. Eso fue lo más difícil de trabajar, para el propio Furriel y para los coachs , para evitar que Marco se sintiera rechazado de verdad. “Mi personaje tiene una vida medio complicada. Con Joaquín, primero no se querían, pero ahora se están empezando a querer”, dice el nene con esa abrumadora ternura que muestra en pantalla.
Mientras los crayones de colores van quedando desparramados por el piso, los entrevistados ya entraron en total confianza. Una cuenta que tiene dos gatos, tres tortugas y un perro. “Me gusta amasar la pizza con ‘El Chori’ (tiene una pizzería de barrio) y maquillarme. Y también vengo contenta: siempre estoy a upa y me dejan jugar en el jardín”. Manuel dice que le gusta ir al estudio de grabación vestido de superhéroe: “A veces vengo con el traje de Linterna verde . Dos veces vine con el del Hombre araña . Pero el que más me gusta es el de Hulk ”. Y accede a contar algo de su personaje: “Cuando soy Tiago, jugamos mucho al superhéroe con Peto. Me gusta porque a veces me dejan hacer mucho lío. El otro día le tiré harina a Peto. El se enojó, pero de mentira”. De pronto Naomi muestra la coronita que tiene en la cabeza. “¿Viste qué linda. Es mía. Ah, no. Es de Julia”. ¿Actriz y personaje en conflicto? No, las ventajas de contar con un vestuario extra. Y sabe separar: “A Julia le gusta maquillar y peinar, lo quiere mucho a su papá Franco y a su hermanita que sólo tiene dos años”. Anfitriona seductora, le regala a la cronista un dibujo: “Este lo hice para vos”, dice. Imposible resistirse a su encanto. Y ahí llegan más dibujos de regalo. Uma busca complicidad y viene a contar algo de su vida, al oído. Y a ofrecer más dibujos. Es la entrevista más dispersa en años, sí. Pero la más emocionante también. En una tarde de climas cambiantes, los entrevistados comentan las últimas películas que vieron y los diarios íntimos donde guardan sus secretos. Y se tientan cuando se acuerdan de ‘ Berenjena’ , el sobrenombre que le quedó a uno de los papás de ficción, Franco (Cáceres) por una escena en la que todos ellos se disfrazaban de frutas y vegetales. El tema desata la risa y dispara los gustos personales. “A mí me gustan las cerezas, las peras y las manzanas”, dice Naomi y Marco aclara: “A mí, sólo las bananas”. Manuel, mientras, está concentrado en las galletitas. Claro, es la hora de la merienda. Los papás y mamás verdaderos están en otra sala, en un discreto segundo plano, y en la sala son las cuatro coachs de los cuatro pequeños artistas las que acompañan. Las mismas que están, a diario, siguiendo de cerca cada escena de ellos y ayudándoles a que aprendan la letra. Julia Tanz, Laila Duschatsky, María Milessi y Gabriela Julis funcionan como ángeles guardianes del grupo infantil: están pendientes, pero sin ser demasiado visibles. Ellas conocen al detalle a cada uno de los personajes y a los miniactores, requisito fundamental para que evitar que se distraigan, que se aburran, que se cansen o cualquier imprevisto. Aunque lo imprevisible es un riesgo que está presente todo el tiempo cuando se trata de niños. (Ver Un casting...). Engranajes fundamentales de esta historia, los cuatro coprotagonistas parecen tener definida su futura vocación.
¿Quieren ser actores cuando sean grandes?
Marco : Sí. Yo quiero seguir siendo actor.