En la complicidad con la que se miran, en la sinceridad con la que hablan de sus dolores, en los pequeños gestos con los que se miman se puede comprender la magia que Nancy Dupláa y Pablo Echarri, la pareja por excelencia del ambiente artístico, generan en su público. Ellos tienen un secreto que los ha unido, que les ha dado hijos, una familia feliz y la chance de superar los problemas y los rumores infinitos. Ambos son exitosos seriales, cada uno por su lado, y han preservado su vida privada todo lo que han podido. Pero este verano, esas fortalezas les permitirán lanzarse por primera vez a una aventura: afrontar el desafío de subir a escena para protagonizar El HDP del sombrero , una obra descarnada que gira alrededor de ese secreto: las bondades y lo agridulce del amor, ese hilo sostenedor de las relaciones humanas.
Pablo : Estamos con un poco de ansiedad. Es diferente para mí, que vengo con rodaje de la obra ya hace siete meses, que para ella, que tuvo pocos ensayos. Un “toro” no es lo mismo que hacer un proceso creativo de meses, en el que ves que más allá de lo potente hay un esquema que funciona. Yo tengo esa tranquilidad, que trato de trasladársela a ella, por ahora sin éxito (risas).
Nancy : Igual siento que es como meterse en una máquina que está funcionando bien. Sé que voy a estar cuidada, respaldada, lo que quiero es disfrutarlo.
¿Cuántas veces viste la obra?
Nancy : Tres veces, y tuvimos siete u ocho ensayos fuertes. Todavía estoy en camino a encontrarle la energía justa, que fluya de manera visceral.
Pablo : Todavía nos quedan varios ensayos en Mar del Plata, con todo montado. Además, el hecho de compartir personajes nos permite que en otros horarios podamos ajustar.
Pablo, la primera vez que leíste la obra, ¿no pensaste en Nancy?
Pablo : Cuando recibí el texto, a Nancy le había encantado. Ella estaba con Graduados, que la tenía ocupada un tiempo largo del día, no sólo el físico, también la cabeza. Igual, el personaje de Valeria lo hizo una compañera como Florencia Peña, que hizo un trabajo formidable, pero en la idea original estaba Nancy.
Nancy : Siempre pensamos en trabajar juntos, pero nunca nos surgió espontáneamente algo, y esto cuadraba. Cuando él la empezó a pasar y yo lo ayudaba con la letra nos reíamos mucho. Los textos de Valeria, mi personaje, son muy contundentes. Nos decíamos: “Esta podría haber sido una buena obra para hacer juntos”. Y al final, era ésta.
Pablo : El destino quiso que Florencia tuviera arreglado ya otro compromiso teatral y apareció esta posibilidad. Fue bastante mágico, porque cuando se lo propuse, fue un “sí” inmediato.
¿Nunca volvieron a trabajar juntos en algo estable desde “Los buscas”, aquella novela en la que se enamoraron?
Nancy : La verdad que no. Hicimos cosas como Apasionados , en cine o uno de los capítulos de Los cuentos de Fontanarrosa .
Pablo : Nos volvemos a encontrar, y creo que con lo justo, una obra de teatro, con un buen contenido para afrontar. Más allá de lo agradable de los personajes y de lo contundente de la obra, está lo que nos toca contar, porque como pareja es una gran catarsis. Una pareja que se conoce hace años, que se putea de principio a fin, y que así y todo, siguen enamorados.
Nancy : Nosotros somos bastante pegotes, nos gusta estar juntos, lo disfrutamos. Este año tuvimos horarios de trabajo opuestos. Esta obra cierra un círculo.
Para muchos la obra va a tener un atractivo adicional: ver a Echarri y Duplaá peleándose por el amor, sintiendo celos por engaños, traiciones e infidelidades. ¿Saben que está en juego una dimensión como perversa, no?
Nancy : Totalmente, por eso siempre que nos trataban de hacer trabajar juntos nunca le encontrábamos esa perversidad. “¿Qué van a ver perverso, si todo el mundo sabe que somos un matrimonio, somos estables?”. Esto va a despertar algo que nosotros aceptamos.
Pablo : Si la gente está esperando algo de nosotros, no creo que sea ver cómo nos enamoramos. Sí, tal vez, cómo nos matamos... (risas). Eso sí, es una obra dura. El público va a encontrarse con un texto que no es condescendiente. Ese es un plus interesante, poder convocar a la gente a través de una imagen determinada y hacerlos encontrar con una obra que sacude, que no provoca indiferencia.
La obra sorprende con su lenguaje cotidiano, salvaje. Pero es raro advertir que buena parte de la crítica se haya quedado con eso y no con el conmovedor mensaje que regala sobre la pureza del amor.
Nancy : Yo si no veía exactamente eso, no sé si aceptaba hacer la obra. Porque para mí es una comedia romántica. Tiene una escena al principio de cinco minutos donde nos expresamos amor, nuestro vínculo fuerte -que la tenemos que trabajar más esa parte (carcajadas de ambos)-, pero es la historia de una gran pasión, un gran amor, que ellos no pueden resolver.
Pablo : Más allá de las traiciones, de los maltratos entre los personajes de la obra, del vocabulario, es interesante esto de que hay un sentimiento de amor incondicional entre ellos. De hecho cuando Mario descubre una infidelidad de Valeria, no hace más que meterse de cabeza en la relación para tratar de defenderla. Esa es una característica que hace que nosotros dos podamos contar esta historia. Más allá de estar muy lejos de Mario y Valeria, vislumbramos que esa incondicionalidad es algo que nosotros podemos llegar a tener.
Pero es interesante esta idea que subyace acerca de que el amor no es algo mental o espiritual, esto de que también es visceral, pasa por el cuerpo, de que el amor duele.
Pablo : Habría que pensar cuál es el límite de ese dolor, hasta dónde estos personajes pueden con eso. Igualmente, para mí triunfa el amor, en medio de ese dolor profundo, de esa catástrofe. Yo me relacioné con el amor en un momento de mi vida de esa manera dolorosa, pasional, ver quién quedaba en pie en ese campo de batalla. Y creo que ante la infidelidad, todos reaccionamos inicialmente como Mario, por eso el público se siente tan identificado.
¿Al público le pasa eso y qué más?
Pablo : Cosas distintas. La obra es un drama, pero escrito con sorna. El autor quiere, dentro de ese drama, arrancar una sonrisa. Hay gente que entra en ese código y disfruta de una manera brutal. El que no, presencia un drama con el que puede sentirse identificado y que algunas veces puede llevarlo a sentir rechazo por la risa del que está al lado. En sí, es un hecho teatral en toda su magnitud.
La Voz