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23 ago 2015

¿Cómo será "Historia de un Clan", la serie que muestra a la oscura familia Puccio?


El caso de los Puccio, la familia de San Isidro que se dedicaba a realizar secuestros extorsivos, fascinó a periodistas, autores, directores de cine y también de televisión, por eso, en semanasllegará a la pantalla chica de la mano de Underground, la miniserie Historia de un Clan.

Pablo Cullel, Director de Contenidos y Producción de Underground Producciones, adelantó cómo será la nueva ficción que se emitirá por Telefe y se refirió a las principales diferencias entre su producto y el film de Pablo Trapero, El Clan.

Protagonizada por Alejandro Awada, que interpreta a Arquímedes Puccio, Cecilia Roth en la piel de Epifanía y "el Chino" Darín, en el rol de Alejando, el hijo mayor de la familia, la miniserie de once capítulos "desarrolla la historia real de los Puccio como base argumental pero reversionada a partir de lo que conocemos de la historia, por la investigación", cuenta Cullel.

Según describe el productor, a lo largo de los episodios se "permite mostrar la cotidianeidad o supuesta cotidianeidad de los integrantes de la familia, mientras realizaban los secuestros extorsivos, a la vez que muestra el desarrollo de los personajes (cada integrante de la familia y la relación con el padre que era un psicópata).

Historia de un clan está contada desde el punto de vista de los personajes y muestra aspectos de la siniestra familia, por eso Cullel es contundente al afirmar que no se trata de una serie policial, sino que es un drama basado en hecho reales: "Cuenta la doble vida de una familia, muy centrada en la relación entre ese padre e hijo, una relación absolutamente psicópata que termina en un dilema moral: el hijo tiene que hacer lo que el padre le pide, pero sabe que eso está mal".

Cuando la realidad supera a la ficción, ¿por qué atrapa tanto el caso Puccio?

Para Cullel la historia de la familia de San Insidro cuenta con varios atractivos. Por un lado, el hecho de que las historias contemporáneas suelen ser seductoras; a eso hay que sumarle que hay componentes de la realidad que generan cercanía: "Era una familia tipo como la mayoría de las argentinas, clase media con pretensiones de ser de alta, se movían dentro de la calase mejor acomodada del Gran Buenos Aires, católicos, hijo estrella del rugby y al mismo tiempo secuestraban y asesinaban conocidos", analiza Cullel y agrega otro factor crucial, el morbo, desde el punto de vista que "uno quiere conocer que hacen esas personas que bien podrían ser nuestros vecinos".

"Los casos delictivos y judiciales llaman las atención y le tenés que sumar que es una familia como muchas otras, quién es tu vecino, las apariencias engañan, por prejuicio se pone la mira a alguna gente por su apariencia y se los cree delincuentes cuando tal vez los mayores delincuentes están vestidos con la mejor ropa y viven como personas intachables, en esa dualidad tan cotidiana nos podemos llegar a confundir por quienes están detrás de los trajes, donde se esconde lo peor del ser humano, esos factores se conjugan para que sea seductor meterse en la historia de la gente", agregó.

Incluso, es tal el atractivo que hay por el caso que a Cullel hasta le parece extraño que no haya habido antes películas y series describiendo la macabra historia.

Para poder realizar el guión, en Underground se basaron en la investigación periodística de Rodolfo Palacios, que los asesoró en el desarrollo de los libros. A su vez, el equipo de producción investigó el archivo de la época y tuvo acceso a la información de los expedientes y el equipo actoral tuvo reuniones con familiares de las víctimas y personas allegadas, según contó el productor.

Aunque ahora hay un "boom" por la historia de los Puccio, la idea de llevarla a la pantalla chica no es nueva: "Sebastián Ortega hace más de seis o siete años que quiere hacerlo, primero se pensó en una película pero era difícil contarlo en dos horas, el año pasado cuando surgió la posibilidad de los concursos de INCAA fuimos y afortunadamente ganamos", dijo Cullel para quien el concurso fue fundamental, debido a los altos de costos de producción que conlleva hacer un unitario y de época.

¿Cómo será Historia de un clan? "Son once capítulos episódicos que muestran algo concreto además del recorrido de los Puccio: cómo se armo el clan, cómo se armaron los secuestros, lo que pasó luego y qué les iba pasando a los personajes cuando secuestraban gente, hay linealidad y flashback, idas y vuelta contando lo que sucedió antes y después

Película vs. Serie

El pasado 13 de agosto se estrenó El Clan, dirigida por Pablo Trapero y protagonizada por Guillemo Francella y Peter Lanzani. En nueve días fue vista por más de un millón de personas (1.134.643), por lo que promete ser el film más taquillero del año. Sin embargo, los números no amedrantan a la gente de Underground, que espera que ambos productos se potencien para atraer al público.

"Son dos propuestas diferentes, El Clan es una buena película, pero tiene un mirada distinta desde el punto de vista artístico. Creo que la gente va a reconocer el mismo caso, pero sólo en eso se asemeja, en la serie se puede ahondar más en los personajes, porque son once horas, más allá de que hay licencias para friccionar y hacer una familia atractiva", cerró Cullel.

El productor además brinda junto con su colega Jorge Maestro un "Seminario de Guión y Producción", dirigido a todo el público, sepan o no del medio: "Mostramos cómo se hace la tele, desde la idea hasta que va al aire y el objetivo es conocer la tele por dentro. Es amplio se analizan películas, series se explica el proceso".

Verónica Lozano, diosa a los 45: "No soy una pendeja, pero todavía me siento atractiva"


Consolidada como una de las mejores conductoras de la televisión argentina, Verónica Lozano renueva su romance con el público todos los días con su frescura y espontaneidad. A los 45 años y tan bella como siempre, la exmodelo habló de cómo sobrelleva el paso del tiempo.

“En otro momento, pensaba en una mujer de mi edad y me imaginaba una vieja. Me siento muy bien, no soy una pendeja, pero todavía me gusto, me siento atractiva. El paso del tiempo me parece una crueldad, no soy la que nada por la vida diciendo que ama las arrugas”, reconoció en una entrevista para la revista Luz y contó sus secretos de belleza.

“Cada tanto me agarra la loca y me subo al elíptico. Lo cierto es que no nací para el fitness, por suerte tengo buena genética y voy a una doctora que me hace tratamientos en la cara, me levanta la cola y demás. En algunas oportunidades me apliqué toxina botulínica también. De cirugías, sólo me hice las lolas hace diez años”, confesó la conductora de AM.

Madre de Antonia (6), junto a Jorge “Corcho” Rodríguez, Vero explicó por qué dejó atrás aquel deseo de volver a ser madre. “Ya no me tengo ganas de ser madre. Tengo 45 años. La crema Reumosan y la teta no van de la mano, ja ja ja. Hay muchas mujeres que tienen la intención y me parece fantástico. Yo estoy feliz con Antonia, siento que ya está”, aseguró.

Además, Lozano habló de cuando peligró la nueva temporada de AM, luego de 10 años en el aire, y reveló por qué rechazó conducir Morfi, todos a la mesa. “Me querían para hacer una dupla con Gerardo Rozín, pero finalmente el productor negoció la continuidad de AM. En medio del proceso no quise sumarme a otro proyecto como coconductora. Me dio mucha vergüenza comentar eso en las negociaciones, pero no me parecía a esta altura de mi carrera sumarme a otro dúo. Me sentí una diva diciendo eso, ja ja ja”, reveló siempre divertida.

Yayo, sin filtro: "Uno que siempre fue de moverse en los tugurios, con el despliegue tecnológico de hoy hay que archivar al pirata"


Cómo conciliar aquel atorrante malhablado creador del ya mítico Cuarteto Obrero con el economista recibido en la prestigiosa Universidad Nacional de Córdoba, una de las más antiguas de Latinoamérica. O al pirata pícaro que confesó su vieja afición por visitar nocturnas whiskerías con el padre de familia que lleva -nada más y nada menos- 31 años junto a su amor de la adolescencia. Y, sin embargo, todos conviven dentro de la misma persona.

Acusa en su DNI el nombre de José Carlos Guridi, nacido un 6 de noviembre de 1965, en su adorada Villa María, Córdoba, aunque todos lo conocen por el apodo con el que se ganó el corazón del público: Yayo. El joven Guridi se destacaba en su provincia natal como un cuadro técnico en el Ministerio de Economía que en los ratos libres despuntaba su amor por el humor y los escenarios. Hasta que un buen día de 1993 decidió apostar el todo por el todo y, junto a su mujer, Claudia, y sus por entonces pequeños hijos, Camila(21) y Joaquín (18), armó las valijas y dejó la capital cordobesa para probar suerte en Buenos Aires, en el viejo VideoMatch de Marcelo Tinelli.

Consolidado hoy como uno de los mejores humoristas de Argentina, Yayo disfruta de las mieles del éxito: hace 15 años lleva adelante su unipersonalYayo... ¿Y qué? Tomá, tiene un rol protagonista en Peligro Sin Codificar, que va por su octava temporada, y conduceDale vieja, de lunes a viernes de 17 a 18 horas en Radio con Vos. Pero esta historia pudo haber sido muy distinta…

La anécdota cuenta que por aquel entonces el avezado ojo clínico de Tinelli para descubrir talentos no vislumbró en Yayo al humorista que descollaría años después. Marcelo no se mostró muy convencido con sus primeras apariciones y decidió apartarlo, por lo que debió conformarse con trabajar como extra durante algunos meses. La redención llegaría de la mano de Bubu y elCorto, los amigos con los que había llegado de Córdoba, quienes lo camuflaron bajo un sombrero y una barba postiza para que el conductor no lo reconociera como uno de los divertidos gauchos del recordado sketch. Y el resto ya es historia.

Lejos del personaje de televisión, Yayo se entregó a una charla sin filtro conCiudad.com, en la que compartió su intimidad. Su infancia en Villa María, las tres décadas junto a la madre de sus hijos, la vida de la noche, la fama, la infidelidad y mucho -pero mucho- más.

-¿Cómo te llevás con el éxito?

-La verdad es que nos planteamos esto como un equipo de fútbol que tiene que jugar una fecha todas las semanas. No nos paramos a analizar si estamos en un excelente momento. Termina el programa y hay que revalidarlo todas las semanas. Te acostumbrás a la presión de la televisión, decís ‘ganamos tres Martín Fierro al hilo’, pero lo festejamos ese día y ya estamos pensando en lo próximo.

-Justo hablás del Martín Fierro por el que estuviste ternado varias veces por tu labor humorística. ¿Sentís que te falta ese reconocimiento? Recuerdo queDady Brieva, cuando se subió a recibirlo, dijo que lo tendrías que haber ganado vos.

-No, esas son cosas que son totalmente gratuitas, ya estar ternado… Si viene, bienvenido sea y muchas gracias. Y este último de Sin Codificar(como Mejor Programa Humorístico) lo disfruté más que ninguno, porque no pensé que nos fueran a dar un tercero y consecutivo. Hubo dos años seguidos que el programa estuvo nominado y yo también como Mejor no sé qué (N de la R: Mejor Labor Humorística en TV). Ponele que yo lo hubiera ganado y lo perdía el programa: es como hacerse la paja y yo prefiero cul... (risas).

-¿Y cómo te llevás con la relación con el público?

-Lo que va cambiando es el modo técnico. Antes era el autógrafo en los lugares más insólitos, como un pucho o la teta de una mina, y ahora es la selfie. Y bienvenido sea, nos adaptaremos. Peor sería que no pase, que no tuvieras ni el mínimo reconocimiento. Por ahí uno que siempre fue de moverse en las tinieblas, en los tugurios, en los sótanos… hoy en día con este despliegue tecnológico y la comunicación que hay se te complica, ¿viste? Hay que archivar el pirata que uno fue en su época. Es la única contra que hay, el resto, que te reconozca la gente es lo mejor que te puede pasar.

-Y ahora, con las redes sociales, en unos minutos ya se enteraron todos.

-Lo que pasa que a mí esta época ya me agarra viejo y con el caballo cansado. El pirata no es que murió, se hizo vegetariano. En algún momento va a querer comer carne de nuevo, pero por el momento, está tranquilo y guardado.

-¿Y la familia como vive tu fama?

-Los chicos se criaron viendo al padre laburando en la televisión y eso para ellos es lo normal. No hay nada extraño, para ellos es un laburo normal. No tienen un costado cholulo, para nada. Es más, son medio reacios, nunca quisieron saber nada con mandar saludos para el Día del Padre y esas cosas.

-¿Cómo es el Yayo padre?

-Nada fuera de lo común. A esta altura ya tienen vuelo propio, no me necesitan al lado. Pero en su momento, mi aporte objetivo fue estar presente físicamente y con los vaivenes de esta profesión, como irme un mes a un Mundial, el resto del tiempo he tratado de estar presente. De transmitirles que cualquier problema que tuvieran, sintieran que acá hay un poste en el que apoyarse.

-¿Sos un padre celoso de la nena (Camila, 21 años)?

-Sí, pero celoso introvertido, nunca se lo exterioricé. Porque yo quiero que mis hijos hagan lo que quieran y lo que sientan. Por supuesto que nunca te va a gustar el novio que trae a tu casa. Jamás (risas). Pero lo eligió ella y me la tengo que comer. Me muerdo el culo y la lengua, pero la elección la hizo ella.

-¿Y cómo es el Yayo fuera de la tele? La verdad que resulta difícil imaginarte como un tipo que lleva 31 años en pareja. ¿Cómo se hace?

-Son concesiones que se van haciendo, entender que por arriba de esto hay cosas más importantes que los ir y venir de todos los días. Hemos compartido grandes cosas y ese marco hace que la tolerancia sea mejor. Venirnos a vivir acá a Buenos Aires con lo puesto, ver nacer y criar a los dos hijos haciendo un sacrificio enorme por parte de ella, son cosas que te van marcando que al lado tuyo tenés a una persona única. Y más allá de las discusiones y agarradas, como todo el mundo, porque tampoco somos la pareja que descubrió el amor, hace que sigamos juntos porque disfrutamos mucho este momento y por las grandes cosas que vivimos.

-Bueno, antes mencionabas los tugurios y tu vida pirata. Supongo que ella te habrá tenido que perdonarte algunas concesiones y vos también.

-Sí, es recíproco, más vale, si no es imposible justificar tanto tiempo juntos. Más de 30 años. Y después también compartir un pasado en común, íbamos al mismo colegio, vivimos en la misma ciudad hasta los 17 años y nos conocimos en el último año del secundario. Además, más allá de que te guste la joda, hay un límite en el sentido de que, por ejemplo, cuando nos vivimos a vivir acá, los dos pibes eran muy chicos y ella estaba sola, no teníamos parientes para que los cuidaran. Entonces, eso de que yo salga a hacerme el campeón en la noche de Buenos Aires y ella quedarse sola criando a los dos pibes, sinceramente no le veía la gracia. Entonces, prefería irme a casa a ayudar en lo que sea. Esa pirateada idiota de salir a hacerte el campeón del mundo cuando tenés a la madre de tus hijos sola… Entonces, no hay tentación que me haga ir para allá y no volver a mi casa a dar una mano.

-Es un voto de honestidad bastante fuerte el que tomaron. Plantearse que la infidelidad es algo que puede pasar y seguir para adelante.

-Sí, pero nunca lo planteamos así, de si llegara a pasar o no. Es una cuestión de raíces, venimos los dos del mismo lado, hemos compartido mucho años de adolescentes en la misma ciudad. Y por más que planifiques, siempre va a aparecer algo que te desvíe totalmente. Lo que sí, esas raíces hicieron que las adversidades en el avanzar se hicieran más fáciles de sortear. Pero nunca nos sentamos a hablar ‘si pasara esto o lo otro’. Es tiempo perdido porque hay que ver el día que te pase si lo que hablaste se cumple o no. Y en qué momento te agarra. Son miles de variables que por ahí uno quiere manejar y no se puede. Por ahí uno fue más de que en el momento te agarre bien parado para estar más preparado para afrontarlo.

-Recién decías que se vinieron con lo puesto, ¿alguna vez te las viste negras o tuviste miedo de que no se diera?

-Sí, lo tenés seguro el miedo, pero es parte de lo que hacés. Hacer lo que a vos te gusta no significa que vas a tener una vida de rosas. Muchas veces pasa eso, nadie te garantiza el laburo de acá a tres mees y acatás los riesgos. Si no sería Disneylandia durante todo el año. Entiendo que es así y cuando pase, pasará. Uno es consciente del riesgo.

-Contame cómo fue crecer en Villa María, ¿tuviste una infancia feliz?

-Sí, fue consolidar el grupo de amigos que me acompaña hasta hoy de jardín de 3, primaria y secundaria. El lugar donde conocí los hermanos de la vida y las noches de Córdoba es algo único que no cambiás nunca. Más allá de las agarradas con mi viejo, que han sido bastante ásperas. No sólo por una cosa generacional, sino que eran vidas muy diferentes.

-¿Extrañás mucho?

-No, lo que extraño son los amigos, porque antes pasábamos semanas enteras de vacaciones o tirados vagueando adentro de un departamento, viviendo todos juntos. Se extraña mucho el río, porque Córdoba es muy acuática, o te criás al lado de un río o de una laguna. Eso se extraña mucho, tirarte con un gomón desde un puente, cruzar toda la ciudad y aparecer en el último puente.

-¿Si tuvieras que rescatar un momento de inflexión en tu vida, cuál sería?

-Cuando quemamos las naves en Córdoba con mi mujer y nos venimos para acá. Pero no es que vos venís con este verso remanido de ir a la gran ciudad a triunfar a cualquier costo. Era algo que quería hacer por una cuestión de poder dormir tranquilo después. Más allá de si me fuera bien o como el orto, era hacer algo y dormir tranquilo. No me quedé con las ganas y lo hice. No me quedé con la duda de qué hubiera pasado.

-Por último, ¿por dónde pasa tu felicidad hoy?

-Me es muy fácil, pasa por laburar de lo que a uno le gusta, por la familia y los amigos y los seres queridos, básicamente.

-Pensé que ibas a agregar a Belgrano de Córdoba.

-Sí, bueno, indudablemente está dentro de la familia, ja, ja, ja. Pero no pasa por otro lado de grandes pretensiones, ni desfilar en una alfombra roja en Hollywood, ni tener una película con 80 millones de espectadores. Que en la familia esté todo bien, vamos a laburar, comemos asado, no busco la felicidad en otro lado.

Susana Giménez y su desilusión con el amor


En diálogo con La Once Diez/Radio de la Ciudad, Susana Giménez habló de su gran presente en teatro con "Piel de Judas", el cariño de la gente a la salida de las funciones, el amor y la relación con su hija y nieta.

Sobre la obra teatral que protagoniza afirmó: “Este fenómeno tiene mucho que ver con el hecho de que puedan verme por primera vez en persona, entré en muchas casas con la televisión, por años. Porque en la televisión crecieron conmigo dos generaciones, entonces viene toda la familia”.

Asimismo, sostuvo: “Es como un recital, yo misma estoy impresionada y agradecida por el amor que recibo”.

En tanto, desmintió los rumores acerca de una posible temporada de verano con “Piel de Judas”: “No puedo hacerlo, es muy agotador, no salgo un minuto del escenario y cuando salgo es para cambiarme, siento que necesito tomarme las vacaciones”.

Y dejó la puerta abierta para volver a la tele: “Gustavo quiere que vuelva tres meses, a lo mejor lo hago, pero no lo sé porque a lo mejor hago televisión”.

Con respecto al amor, expresó sin vueltas: “Parece que siempre me enamorara de la persona equivocada y me terminan cagando".

Y resaltó a Ricardo Darín y Florencia Bas que siempre "la acompañan”: "Para los Martín Fierro le pedí a Ricardo que me acompañara y como tenía función me mandó a Ricardito (Chino Darín), es un chico divino”.

Por último, habló de su nieta: “Mi nieta es mi vida”, y la comparó con su hija, Mercedes Sarrabayrouse. “Mi hija sufrió mucho mi fama, pero mi nieta tiene otro carácter es totalmente diferente, es mi mini heredera”.

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