Cuando en 2008 Diego Korol y su troupe arrancaban con Sin Codificar, un programa de deportes con pinceladas de humor, era impensado imaginar que cinco años después se convertiría en el mayor emblema del género en la televisión.
A fuerza del absurdo como estandarte y con el enorme impulso de las redes sociales que multiplicaron legionarios y viralizaron su contenido por todo el continente, el ciclo que retoma el aire en esta nueva temporada enfrenta el desafío de acomodarse naturalmente al enorme salto que significa desembarcar en Telefe, la pantalla más encendida del año pasado.
"Lo vivimos con mucha alegría, estamos muy contentos y ya la estamos pasando realmente bien. Tenemos mucha expectativa y estamos entusiasmados con esta posibilidad", asegura Korol en la previa, y agrega que les resulta "muy interesante que el canal se haya fijado en nosotros para hacer nuestro humor".
El conductor de Sin codificar añade: "El programa va a mantener básicamente la misma línea, lo que pasa es que nosotros no queríamos ni hacer todo nuevo, ni dejar todo igual. Por eso tuvimos que encontrar un equilibrio y de paso evitar los comentarios como que seguimos haciendo lo mismo o que ya no es igual porque cambió todo. Tenemos algunos clásicos que van a estar en el programa y algunos cuadros nuevos que le vamos a sumar".
-¿Sienten algún temor especial por llegar a una pantalla tan caliente?
-De alguna manera esta pantalla ya la transitamos, aunque desde otro lugar, y algo la conocemos. Sabemos de antemano que es bravo, pero estamos bien. Nadie nos dijo absolutamente nada en la previa, sabemos que es una parada distinta y desde ese lugar vamos a tratar de defender el programa.
-¿Realmente no hubo ningún condicionamiento?
-Lo primero que nos plantearon, y lo que nos dejó tranquilos, es que mantengamos la esencia. Esa es la palabra clave. A lo que planteamos que queremos hacer nunca hubo un no, o una advertencia de tener cuidado con algo. Nos pidieron que hagamos el programa que queramos hacer.
-Visto de afuera, "Sin Codificar" es un gran delirio, ¿cómo manejan ese caos?
-Es una caos organizado. En la semana hay mucho laburo de pensar lo que queremos hacer y por dónde va a ir la historia. Nosotros nos permitimos que haya bastante improvisación porque eso hace que el programa salga de la manera que sale. Nos damos la posibilidad de jugar.
-¿Cuán pendientes están del rating?
–La verdad que cuando tuvimos la posibilidad de salir en vivo por América TV le dábamos una bola relativa, poca. Como grabamos bastante no sabemos bien cómo funciona eso, venimos de un lugar donde lo vivíamos muy tranquilos, no lo vamos a desconocer pero vamos a tratar de llevarlo con calma.
-¿Creen que el público puede cambiar?
-Lo que la gente nos plantea en la previa es no traicionar la esencia, desde ese lugar siento que vamos a mantener a nuestro público y vamos a captar nueva audiencia. Es como un jugador que pasa de un equipo más chico a uno de los grandes y le pregunten si va a seguir jugando igual que antes.
-Con tus hermanos en la década de 1980 salían a pintar paredes con Los Vergara. ¿El prólogo de las redes sociales?
-La analogía es que Twiter son las paredes de los años 80. Los 140 caracteres son para la gente lo que para nosotros era el grafitti: un concepto, una expresión rápida y salir corriendo.
-¿El humor ha cambiado mucho desde esa época?
-Era más naif al menos. Nosotros veníamos desde un lugar que tenía que ver con la militancia política, pero para el humor éramos más relajados. Hoy hay mucho humor agresivo, o agarrar a una figura y aplastarla. En Sin Codificar tramamos de esquivarle a eso.
-¿Con qué rating estarán conformes?
-¡Más de uno y menos de 100! (ríe). No nos lo hemos planteado y como nadie lo hizo, no voy a levantar la perdiz.
Yayo, embajador cordobésPichu Straneo dice sobre Yayo Guridi, el cordobés de Sin Codificar. "Lo primero que admiro en él es su impresionante capacidad verborrágica, y además es un tipo muy culto. Fijate que es licenciado en Economía. Además de ser un excelente humorista es un gran compañero y mejor persona. Por eso, tenemos un grupo impresionante y la gente percibe que realmente la pasamos bien. No hay problemas de egos ni estrellatos. Es más, nos reímos porque nos peleamos para ver quién hace las cosas, somos unos vagos y nos peleamos para que el otro trabaje. Yayo es un gran embajador de Córdoba y un gran amigo", dice Pichu Straneo.
"Es un placer laburar con él, Yayo es el Messi del equipo. Talentoso y buen tipo y fundamentalmente nuestro proveedor de Fernet", agrega Korol.
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