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15 ene 2013

"Es esquizofrénico, estos cambios abruptos me pasan seguido"




Nancy Dupláa sigue en la cresta de la ola. Lejos de la comodidad del éxito de "Graduados", la tira de Telefe que arrasó con el rating en la pantalla chica, la actriz redobló la apuesta para ponerse en la piel de una adicta a la cocaína en "El hijo de puta del sombrero", la controvertida puesta que comparte con Pablo Echarri y Fernán Mirás en el Teatro Auditorium de Mar del Plata.

Con su nombre y apellido asociados a un triunfo televisivo capaz de quitarle el trono a Marcelo Tinelli después de 15 años, Dupláa tardó menos de un mes en sacarse el traje de Loli Falsini, el entrañable personaje de la tira, para reemplazar a Florencia Peña (que se fue a conducir "Dale la tarde" a El Trece) en la propuesta que dirige Javier Daulte.

"El de Valeria es un personaje muy fuerte y distinto a lo que estaba haciendo, porque viene de un contexto de marginalidad, agresión y falta de educación que la hacen consumir sin pensar en las consecuencias; es una mujer con un agujero emocional muy grande", explicó Dupláa.
"Y a la vez -agregó- tiene una relación con Mario (Echarri, quien es su marido en la vida real), un ex adicto que acaba de salir de la cárcel, de mucho amor y de transgresión, de muchos límites que provocan heridas gravísimas y lo curioso es que no me resultó difícil ponerme en su lugar, porque si bien no se me parece en nada, es como si pudiera sacarla de adentro mío". Sin embargo, el cambio radical de personajes no fue fruto de una intencionalidad actoral de la actriz para no quedar asociada al papel de Falsini, sino más bien el resultado de una absoluta casualidad. "Estos cambios abruptos me pasan seguido, lo cierto es que siempre me proponen proyectos diferentes; no lo busco, ni tengo deseos de determinados personajes: disfruto de las cosas que vienen y listo", advirtió la actriz de programas tan disímiles como "Verano del 98", "22, el loco" y "Padre Coraje".

Y agregó: "En este caso admito que es casi esquizofrénico, porque me metí en algo absolutamente opuesto pero como no soy de esos actores que son tomados por el personaje y necesitan salirse, me lo tomo de otra manera y disfruto lo que me viene".

Hoy, alejada de la pantalla que le valió un promedio de 23.4 puntos de rating durante 2012, y explorando las bondades del teatro, un camino muy poco transitado en su extensa carrera, Dupláa dice que "El hijo de puta del sombrero" (cuarta en taquilla en la ciudad balnearia) es la propuesta que marcó oficialmente su debut. "Hacía 14 años que no estaba arriba de un escenario, excepto por «El vestidor» con Federico Luppi y la temporada con «Montaña Rusa», así que prácticamente no tenía experiencia", remarcó.

"Lo estoy conociendo y disfrutando -agregó- esta es una estructura totalmente diferente a la tele y la tira, pero para hacerlo descubrí que hay que tomárselo con liviandad de cabeza y seguridad para jugársela, aunque estoy viviendo los procesos de ensayo con el agregado del público".

—¿Cómo fue incorporarse a una obra que estaba en funcionamiento? ¿El cambio de actriz imprime otra impronta?

—Fue otra la experiencia. No pasé por los ensayos ni los procesos convencionales para una obra, pero tuvimos que ajustarnos al cuadro de situación. No tuve mucho ensayo, pero todos nos sorprendimos por la capacidad de adaptación, fue todo muy rápido.

—Es una obra con una energía muy fuerte; ¿cuál creés que es el atractivo para el público?

—Hay varias conjunciones, pero esencialmente fue una patriada de los productores y los actores. Confiamos en el criterio de Daulte para dirigir y transformar cualquier pieza en algo maravilloso. Y Pablo (Echarri) es un tipo que se mete en proyectos no convencionales que generan contradicción. El texto es desopilante y el atractivo es que puede bancarse esa energía tan fuerte que tiene todo el tiempo.

—¿Cómo se vuelve a pensar en un proyecto después del éxito de "Graduados"?

—Pablo (Echarri) sacó la productora y de alguna manera siento que mi energía también debería estar enfocada en acompañarlo y en estar más con mis hijos. Pero, además, tampoco me imagino qué podría hacer. Con "Graduados" laburamos mucho tiempo antes los personajes, los textos, todo y ahora me aburguesé y quiero trabajar solo de esa manera. Pero sé que va a ser complicado.

—En "Graduados" participaste en cierta forma del guión; ¿es una faceta que te gustaría explorar?

—No, soy bruta. Dejo que los guiones los hagan los que saben. Yo sólo tengo flashes de ideas, esos hilos conductores entre los personajes y se me ocurrían cosas globales que las soñaba, las trasladaba y me las tomaban. Creo que sí me gustaría laburar en una mesa de trabajo, pero escribir yo, no me veo ni a palos.

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