Es automático. Casi un reflejo inconsciente Ellos se ríen y nosotros estallamos en carcajadas. Una catarata de carcajadas. Así, con muchas A. Como el agua que en la cascada no deja de caer, gota tras gota, como su fuese un fluir infinito. Así, igualita es nuestra risa. Una carcajada termina para ser el inicio de la que sigue y así, así, así…
Es hermoso tener un depósito infinito, incontable de risa. Todo es finito en nuestro cuerpo. Los genes, los huesos, los recuerdos, las hormonas… todo. Pero la risa no. La risa es infinita. Tenemos carcajadas por millones. no dejan de renovarse. No envejecen. Todo lo contrario, cuando nos reímos no tenemos edad. Nos reímos igual que cuando teníamos 5 años, 10, 20, 30. Cambia el escenario, los motivos, los disparadores, pero nuestra risa es igual. Igual de sana, igual de genuina, igual de espontánea.
Este viernes 7 de diciembre llega un nuevo envío de “Nos reímos juntos”. Porque ellos, nuestros actores preferidos, también se equivocan. En Dulce amor, Graduados, Mi amor mi amor, en La Dueña, ellos se tientan, se confunden y está buenísimo compartirlo.
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