¿Puede un hombre bueno estar inevitablemente enamorado de dos mujeres? Sobre ese conflicto gira Mi amor, mi amor.
Un hombre con una vida sentimental apacible (Juan Gil Navarro) conoce a una mujer. Él ama a su novia Vale (Jazmín Stuart), pero inevitablemente queda hipnotizado por Laly (Brenda Gandini).
En el primer capítulo la prueba parece haber sido superada. El trío protagonista se afianza en sus roles a lo largo del episodio, que por momentos se torna rígido atado a un guión que no da margen para improvisaciones.
Gil Navarro transita la inestabilidad de su personaje, de joven feliz con su novia y al mismo tiempo insatisfecho, con soltura. De proyecto perfecto de marido, a tío contenedor, de bombero noble a hombre vulnerado por los celos.
Mención especial merece el elenco que acompaña a los protagonistas. Caras probadas en la comedia como el regreso de Cecilia Rosetto o del humorista José Luis Gioia, y de otras como Valentina Bassi y Gonzalo Suárez.
Mencionar el antecedente de Naranja y media (1997) es inevitable, aunque no haya sido anunciada como una remake. La apuesta de las productoras El árbol y Endemol para el prime time de Telefe se presenta como un guiño al pasado.
Triángulos amorosos abundan en las ficciones, pero Guillermo Francella y Gil Navarro comparten el mismo nombre de pila en las comedias. Incluso la Laly de Francella fue Verónica Vieyra, trío que completaba Millie Stegmann. Y las referencias continúan.
Pero esta es una historia del siglo XXI con características clásicas de la comedia romántica. Nombres que todavía tienen mucho para demostrar, pero que salen ilesos en el estreno.
El riesgo resulta en victoria. Mi amor, mi amor se siente fresca.
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