Miradas opuestas a la reposición de "Mi Cuñado"

A favor: Bajo costo, alta calidad

No hay que tomarse tan en serio a la televisión del verano. Sobre todo, porque se supone que el espectador no dispondrá de tiempo para entretenerse en el cabal sentido del verbo. A lo sumo, dispondrá de unos minutos para distraerse. ¿Qué mejor, entonces, que proponerle un viejo éxito como "Mi Cuñado"?

No sólo le rinde al televidente la cuestión, imposibilitado de utilizar su tiempo ocioso en "engancharse" con algo, sino también a un gerente artístico, quien puede alcanzar una medición aceptable a costo cero. ¿Cuál es el problema de la movida? Siempre y cuando los intérpretes de la serie repuesta tengan una retribución (es el vacío legal que no permite tal cosa sobre lo que hay que trabajar), mirar hacia atrás no debería considerarse un pecado. Se puede discutir, en todo caso, que tal o cual canal no arriesga lo suficiente, pero teniendo en cuenta que 2012 trastocó la tabla de hegemonías, resulta evidente que los máximos esfuerzos se enfocarán de abril en adelante.

Y con respecto a la queja de uno de los protagonistas de Mi cuñado,Ricardo Darín, en relación a que el producto puede resultar "anacrónico", se puede argumentar que ésta suena más a pudor de que se lo vuelva a ver en el plan de "chanta favorito", que a una preocupación estética para que el público reciba lo mejor.

"Nos metieron en un paquete con El superagente 86 y La Pantera Rosa. Es un combo de caricaturas", expresó Darín sobre la movida que llevará Telefé. Bien por la autoironía del final, Ricardo

En contra: Estrategias inhumanas

La televisión internacional estuvo prácticamente jaqueada hace unos años por un conflicto entre guionistas y productores de Estados Unidos que puso en discusión la cuestión de las repeticiones y los destinos de las series y películas luego de su emisión original.

Algunos clásicos y no tanto son repuestos en canales de cable hasta el hartazgo, se editan volúmenes y temporadas completas en DVD y, por ese trabajo (lucrativo, claro), nadie veía un peso. Tal vez no sea el caso de Mi cuñado, la serie que produjo un salto a la masividad para la carrera de Ricardo Darín. En ningún punto de la renovada discusión se habló de derechos ni resarcimientos económicos, aunque el gran actor argentino puede sentir –y quizás deba– que se aprovechan de la popularidad y la calidad puesta en escena en el último tramo de su carrera. Darín hace rato que dice que no le entusiasma volver a la tele, pero ahora tendrá que verse en la pantalla chica a la fuerza, y no en una repetición de un cable de contenido retro sino en la misma televisión abierta en la que estuvo al principio.

Cuando Guillermo Francella se fue a Canal Trece para hacer la malograda pero exquisita serie Durmiendo con mi jefe, en Telefé le pusieron como competencia sus propios programas cómicos, como Poné a Francella. En este canal también repasaron la historia de Videomatch cuando Tinelli se había marchado a Canal 9 y tuvo que bautizar su ciclo como Showmatch. Floricienta fue un éxito de Canal Trece que este año funcionó en Telefé. Todas son estrategias válidas de los canales en su lucha por el rating, pero nunca piensan más allá de sus números. Darín merece respeto, y que se lo escuche.