Tras cuatro meses de ensayos y galas, el domingo 17 finalizó Operación Triunfo La Banda con un sabor un tanto agridulce. Más allá de la enorme producción, el talento de las participantes y la lograda conducción de Germán Paoloski, el gran público no acompañó al programa y nunca obtuvo los números de rating que se esperaban (la final tuvo un promedio de 5.6 puntos, el domingo a las 20 horas).
Germán habló con Ciudad.com sobre la experiencia al frente del ciclo y explicó cuáles fueron a su criterio las razones de las bajas mediciones.
-¿Cómo viviste el final de Operación Triunfo?
-Muy feliz, porque llegar al final de un ciclo y cumplirle el sueño a 4 chicas es magnífico. La idea siempre fue, más allá del programa en sí, el producto. Y son ellas, el grupo se llama Fans, harán muchos show y ojalá que tengan una carrera importante.
-¿Qué balance hacés?
-Separo dos cosas. El balance personal es altamente positivo por la posibilidad que me dio el canal de demostrarme y demostrarle al público que estoy capacitado para encarar diferentes proyectos. La chance de estar frente a un programa con un formato internacional, que se hizo en varios países y en varias oportunidades aquí. Fue magnífico pararme en ese lugar, como un conductor del canal. En cuanto al programa, no puedo dejar de lado el número porque esto es televisión. Hay que contemplar varias artistas. Primero, el hecho de ser un formato con cambios, que no siempre son bien recibidos por el público. En vez de un solista y tener una enorme participación del público, era una mezcla porque lo terminó decidiendo el jurado. Sólo eran chicas de entre 18 y 25 años, y eso va acotando el público que te puede seguir. También influyó el hecho de ir en un momento del año que cae el encendido y este verano fue muy marcado. Nosotros lo terminamos sufriendo mucho. Lo mismo le pasó a El Artista del Año, que se vio muy golpeado por estos avatares del verano y los cambios de horarios.
-¿Crees que es un formato un tanto gastado?
-Quizá están un poco agotados los realities. Si uno se remite a las pruebas, tiene que darse cuenta de que algo pasa. Lo que en un momento fue un boom, un éxito y una gran novedad, hoy no está pasando por su mejor momento y el público pide otro tipo de cosas. Todo esto hizo que el programa no tuviera la dimensión en cuanto al número que todos esperábamos. El producto en sí no tuvo demasiadas fallas: estéticamente, en contenido y en las formas estaba bien. Hubo un buen casting, no recurrimos a golpes bajos o a los típicos manotazos de ahogado cuando algo no funciona y le metés mano y lo terminás arruinando. Fue un programa muy digno desde que comenzó hasta que terminó.
-¿Se abusa del golpe bajo en televisión?
-No sé si se abusa, es un recurso. La tele tiene diferentes recursos y diferentes momentos para cada uno de ellos. El hecho de mostrar emoción siempre ha sido importante por la empatía que puede generar. Hay programas y programas. No está bueno en nada en general el abuso, si un recurso se vuelve sistemático, deja de serlo. Si aparecía la emoción, nos emocionábamos, pero no la buscamos adrede.
-¿Hay algún programa que te gustaría conducir?
-No miro mucho el afuera y ando deseando programas ajenos. Me gusta generar mi propio espacio. Fútbol para todos (Fox Sports) y Pura Química (ESPN+) son lugares que ayudé a crear y en Diario de Medianoche, si bien es un formato de noticiero, intenté ponerle mi impronta. Me han ofrecido programas en cable y aire muy identificados con otros conductores y no los acepté, y por ahí eran propuestas económicas muy interesantes. En el caso puntual de Operación Triunfo, era Marley. Pero como era un pedido del canal y me daban la posibilidad de parame en otro lugar, eso hizo que yo aceptara, y estoy feliz y absolutamente convencido de que estuvo bien. A partir de ahora, a mi me gustaría generar un espacio nuevo y no tomar formatos ajenos.
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