Los homenajes en la segunda temporada de “Gracias por venir, gracias por estar” y una serie de secciones nuevas conforman la plataforma emotiva del ciclo que conducen Gerardo Rozín y Julieta Prandi los sábados por la pantalla de Telefe .
“El desafío para este año es jugar más con los recuerdos y, por suerte, las cosan se van dando bien. Entonces disfruto un montón y me emociono tanto como los invitados”, aclara. Si hacemos memoria, el año pasado pasaron desde El Club del Clan en pleno, hasta las Trillizas de Oro, Marilina Ross,Ricardo Montaner , Arnaldo André , Ricardo Darín , Soledad Silveyra , Luis Landriscina , El Puma Rodríguez y León Gieco , entre muchos otros.
“Si bien el espíritu pasa por recordar la trayectoria del homenajeado, apuntamos a que se convierta en algo más que un tributo. Queremos abarcar ámbitos más amplios y cada persona que recibimos genera una locura distinta, o sea que cada programa, en rigor, es el tipo y lo que le podemos poner de artística alrededor. Y el resultado es cada sábado un programa nuevo y distinto respecto del anterior. Repito: no queremos que el tributo se coma el programa”, comentó.
‑¿Cuándo te enteraste de la continuidad del ciclo?
‑Después de la segunda mitad del año pasado y, la verdad, lo tomo como un premio, un gran regalo porque los directivos estaban muy contentos y veníamos bien en cuanto a las mediciones.
‑¿Cuál fue el programa que más te emocionó?
‑El de León Gieco, pero hubo otros... Recorrer la vida de Dady Brieva con lo que él aportó, sumado a nuestra investigación periodística, fue un placer; inclusive porque esa noche invitamos a Las Palmeras y también la comida regional fue un condimento adicional en varias ocasiones cuando el invitado ameritaba. También recuerdo especialmente cuando juntamos a los integrantes de El Club del Clan.
‑¿La producción trabaja con mucho tiempo de anticipación?
‑Así como en los restaurantes dicen que no tienen achuras ni carne marcadas y es mentira, nosotros sí, manejamos cuatro investigaciones al mismo tiempo. Nos faltan grandes nombres que seguro van a estar.
‑¿Cómo te sentís trabajando de a dos junto a Julieta Prandi?
‑Muy bien. Julieta es una excelente profesional. Además cada uno aporta desde sus preguntas y la cosa fluye. Jamás tuvimos problemas y corremos con la ventaja de que pertenecemos a generaciones distintas. Hay cosas que en el programa naturalmente las tengo que hacer yo porque emocionalmente estoy más cercano, pero otras no... El programa necesita que estemos abiertos y sensibles a lo que suceda. Acá una canción no es algo que va de relleno entre una cosa y otra. Todo lo que pasa tiene un sentido y, si no lo conducís conectado con tu sensibilidad, el programa choca.
‑¿Hay fórmulas para que las emociones sigan un cauce?
‑El tema de emociones está previsto, pero la intensidad, no. Todos tenemos, incluso nuestros invitados, zonas más oscuras y zonas más luminosas. Este programa, me parece a mí, trata de mostrar qué tiene de luminoso un tipo que hizo feliz a la gente y también qué aprendió de la oscuridad.
‑¿Evitan caer en el golpe bajo?
‑Todo el tiempo lo intentamos. A veces no nos sale, nos caemos y ese día sabemos que nos equivocamos. En ocasiones nos cebamos, pero no es el común denominador del programa. Pero, bueno, trabajamos con situaciones que están siempre muy al borde y, así como a veces la chingamos, otras veces metimos goles.
‑¿Por qué creés que el público elige “Gracias...”?
‑Creo que en la identificación con un invitado y en preguntarse en la vida del otro por la de uno mismo está gran parte del éxito de este programa. Salimos al aire en un buen horario, las promociones de la semana siempre ayudan y los invitados hacen mucho ya que sus historias privadas y el panorama público generan interés.
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