Germán Paoloski o el periodista descontracturado que, consciente de su carisma, busca transmitir buena onda desde la pantalla chica en medio de tantos flashes, escándalos televisivos y crudas noticias enfrenta un nuevo desafío en su carrera profesional: la conducción de Operación triunfo- La banda , el certamen que busca a la próxima banda femenina nacional.
Con una imagen construida en base a la espontaneidad, la simpatía y el profesionalismo, se ganó la confianza de los directivos de Telefé, el respeto de sus colegas y el cariño del público. El afecto de esos espectadores que lo eligen en el ciclo Pura química y en el noticiero Diario de medianoche interrumpe una y otra vez la comunicación telefónica con LA NACION . "¿Nos sacamos una foto, maestro?", "el único noticiero que miro es el tuyo", "esta noche mandale un saludo a mi mujer por la tele, que te vemos siempre", distintas voces jóvenes lo elogian en medio de la entrevista. Fiel a ese perfil de periodista simpático, Paoloski (38) atiende todos los pedidos mientras habla del gran momento que vive.
"Era el lugar que soñaba. No lo dude ni un minuto cuando me lo propusieron. Operación triunfo tiene muy buena producción y está en el prime time", se sincera. Y enseguida aclara: "Quería hacer otra cosa. Tenía ganas de un desafío para demostrarme a mí mismo y a los demás que soy versátil."
Dicen que el que busca encuentra y Germán prueba el popular refrán. La posibilidad de estar al frente de una nueva edición del reality de Telefé no le llega por casualidad. No es un novato con suerte. El momento que tanto anhelaba se concreta 17 años después de haber comenzado su carrera. Antes de la fama, el periodismo deportivo le permitió ser productor de radio y televisión, y cronista.
Hizo de sí mismo una aplaudida marca registrada con la que pretende diferenciarse y de la que se siente orgulloso: "Trato de tener un estilo propio. Es muy difícil lograrlo en la televisión, porque siempre aparecen las comparaciones. Yo intento ser como soy en la vida, no me armo guiones antes de salir al aire, no critico de manera vil ni descarnada. No nací para el conflicto y busco ser simple a la hora de comunicar. Eso fue lo que hizo que me elijan para OT." Sin embargo, reconoce la influencia de "conductores que llegan al público y son exitosos", como Héctor Larrea, Juan Alberto Badia, Marcelo Tinelli, Marley y Julián Weich, entre otros.
"Hay que tener cuidado con la sobre exposición, con no cansar a la gente", dice y reconoce entre risas que él está al frente de tres programas convocantes. "Hacer cosas distintas es una manera de conseguirlo. Son ciclos bien diferentes, por eso me permito hacerlos al mismo tiempo. Nunca quise que me encasillen", se justifica.
Evita las etiquetas y por eso no le teme a que lo asocien con los prejuicios que rodean a los realities. "Me gusta la televisión, soy parte de ella y veo todo lo que puedo. En la programación tiene que haber de todo, show, noticias, propuestas diferentes. La tele no tiene que aportar nada, es entretenimiento", opina.
A diferencia de las cuatro ediciones anteriores, todas conducidas por Marley, OT -La bandacomenzó mostrando las audiciones de las chicas que quieren convertirse en estrellas y recién en algunas semanas, cuando estén elegidas las mejores, comenzarán las galas. Pero las participantes no son las únicas que esperan ansiosas ese momento. Germán también cuenta los días para los programas en vivo, porque quiere esa responsabilidad, porque lo seducen los desafíos y porque "ese es el lugar que soñó".
La Nación
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