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7 may 2012

Un tobogán de sensaciones


Con una dinámica propia de los programas de Julián Weich, Todo es posible hizo su debut en la pantalla de Telefe.
El primer ingrediente que marca el andar del ciclo, es un tobogán de sensaciones. Después de un vertiginoso comienzo donde se presentan las primeras sorpresas que serán en vivo, dos ex combatientes de Malvinas ingresan en un contexto íntimo donde una historia particular de lo que fue parte importante de la historia Argentina, gana protagonismo.
Carlos Mercante uno de los tantos chicos que fueron a seguir el capricho de un militar que jugaba sus últimas cartas, mostró sus vivencias en la guerra y sin caer en los golpes bajos, pero sin aportar algo nuevo, la impronta del ciclo se hace presente. El encuentro entre el ex combatiente y la voluntaria del hospital que cuidó de él, es un punto a favor que recuerda los mejores momentos de Sorpresa y ½. Parrafo aparte para el reconocimiento de los personajes que día a día dejan una huella de manera anónima.
La conducción es una marca registrada Julián Weich, con la vorágine que implica un ciclo en vivo con una gran cantidad de segmentos, el ex Justo a tiempo utiliza las herramientas que supo cosechar en su carrera. La improvisación del conductor en cada juego con el público presente retoma conceptos ligados a otros programas que Weich supo conducir. También es notable como pasa de una sonrisa por un equívoco a la emoción por una historia llena de nostalgia. La llegada de este ciclo al canal de las pelotitas se ve dentro de la estrategia definida de cautivar al público con la vuelta de la familia y las emociones todos los días y en todas las franjas.
Todo es posible se presenta como un buen mix de elementos utilizados en Sorpresa y ½, Justo a tiempo,Trato hecho y el aporte de los juegos en la calle, que hace gala del entretenimiento y las emociones.

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