- ¿Cómo fue la decisión de elegir este final para la novela?
Era el final que le tenía que llegar a todos, en la manera en la que se fueron acomodando las cosas. Fue la forma más natural, creíble, y a favor de la historia de nuestros personajes. Todo desembocaba ahí, esa era la idea. Trabajamos para llegar a estos finales con el mayor aire posible, porque además fue una serie muy larga para escribir.
- ¿Cómo se dio el hecho de finalizar la novela con un matrimonio igualitario, con importancia central en el último capítulo?
Los teleteatros están hechos desde siempre, con la base de un amor imposible. El rico y la pobre, o viceversa, hermanos que no saben que lo son. La imposibilidad, en las telenovelas, es lo más importante. Esta fue una historia de dos tipos, y uno puede entender el impedimento, la prohibición. En una pareja heterosexual, la mujer se separa de su marido porque no está más enamorada, por ejemplo. Aunque eso esté bueno, con eso solo no hacés un teleteatro, no tiene el nervio que tiene la otra pareja. En este caso, la heroína de nuestra historia es Segundo. Esto está asociado a todas las parejas, el amor entre Miranda y Diego, Rama y Vera, y a toda la red de relaciones que hubo en la historia.
- ¿Cómo fue impulsada desde el guión la historia de Segundo y Tony, así como también la de la familia Arostegui, dado que ambas cobraron un gran protagonismo?
Nosotros ya sabíamos que la historia de que la protagonista estuviera casada con un gay, y que no lo supiera, y que luego se reencontrara con su amor de la adolescencia, era fuerte. Además, estaban muy bien elegidos los actores. Hace cuatro meses terminamos de escribir la historia, y cuando empezaron a grabar ya teníamos muchos programas escritos, entonces, trabajamos con mucho adelanto. No pudimos intervenir mucho en los libros que ya estaban hechos, que además tenían mucho trabajo. Lo que teníamos escrito, salvo detalles, se cumplió. Sentimos que podemos ver y reconstruir las historias de todos los personajes, y llegar a este punto. Tuvo un estilo muy parecido al principio y al final, fue muy fiel a sí misma. En todo el programa hay una idea de la diversidad, y de las familias ensambladas, que fue formando el discurso del programa.
El equipo autoral lo componen, junto a Ernesto Korovsky; Silvina Fredkes, Alejandro Quesada, Martín Méndez, Claudia Bono, Carolina González, y Teresa Donato.
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