En su temporada 25, Susana Giménez será un programa semanal de dos horas y, fiel a su más clásico estilo, tendrá invitados, juegos, shows musicales, el sketch de Susana Spadafucile (con Emilio Disi) y se reincorporará el disputado Antonio Gasalla, con el entrañable personaje de la abuela. Si bien mucho se dijo en torno al primer invitado, según trascendió ayer, sería Luisana Lopilato, embarazada de siete meses, la primera en sentarse en el living este año. Además de su programa de los lunes, la diva también estará al aire los miércoles, con Salven los millones , un juego en el que los participantes podrán ganar hasta dos millones de pesos.
Días antes del debut, la conductora nos recibió en los estudios Ronda, de Martínez, en una gran sala que antecede a su camarín, una suerte de museo susanezco que nos recuerda que Pelé, Maradona y Liza Minnelli, entre tantísimos otros, pasaron por su programa. Allí, la conductora nos habló de todo: del regreso de Gasalla a su programa, de la TV sin Tinelli, del éxito de Lanata, del presente de la pantalla chica, de las luces y sombras de su profesión y de cómo vive hoy la soledad.
-En un momento se dijo que ibas a ir los domingos, ¿por qué pasaste a los lunes?
Me sentía mejor y no quería ir el domingo a competir con Lanata porque la verdad es que está haciendo unos números muy grandes y no quiero competir con él. Se va Marcelo, por fin un año que no compito con él y ¡¿voy a competir con Lanata?!
- ¿Ves Periodismo para todos ?
Sí, lo veo, como todo el mundo. Me encanta, me tiene muy sorprendida como al resto del país.
-¿Sentís que le sienta mejor a Antonio [Gasalla] tu programa que el de Marcelo [Tinelli]?
Sí, por supuesto, porque Antonio es un actor. Es un actor fabuloso, de los que no hay. No viene en el recambio ese. Además, el personaje de la abuela es adorable, imbatible.
-¿Cómo ves a la televisión en este año algo atípico?
Es un año político. Yo creo que lo que más se ven son los programas políticos y el humor. Ahora hay un programa que anda fabulosamente bien, que es Peligro, sin codificar. Creo que la gente tiene que relajarse y eso pretendo yo también: entretener. Estamos muy tensos con todo lo que pasa en el país: con la inflación, con la inseguridad... Me gustaría ponerle una sonrisa en la cara a todo el mundo. Se lo merecen.
-En un momento se pensó que Tinelli era el imbatible de la TV, ¿creés que la tele lo extraña hoy?
Marcelo siempre fue un titán. Hubo años en que lo era todavía más... A mí me parece que tenía un programa que ya se gastó. Yo escucho cantar a una persona más y creo que me agarra un ataque de locura [ríe]. Pero, bueno, él sabrá lo que hace. Por ahí, tenía que parar un poco para pensar con qué volver. Pero siempre el pibe fue un titán y, si no, hace cualquier cosa para transformarse en un titán: se pelean todos, hace de todo. Él reacciona siempre.
-En una entrevista con Ismael Cala, en CNN, dijiste, a modo de broma, que creías que la gente te quiere más a vos que a él. ¿Realmente lo creés?
Sí.
-¿Cómo se mide eso?
Bueno, por el cariño de la gente y porque no tienen nada que reprocharme. Es difícil que se encuentre una señora conmigo, y me diga: "En tu programa, hiciste tal cosa que no me gustó..." El otro día hicieron una encuesta y el cuarenta por ciento del público quería que volviera yo a la televisión y Marcelo salió segundo con el veinte... Igual, tiene su público. Es un tipo muy popular. Él no haría cosas que yo hago, y yo no haría cosas que él hace.
-¿Qué te enemistó con Marcelo en su momento?
No me acuerdo... Bueno, las burlas que se hacían, que se disfrazaban de mí y de Corcho, con la moto. ¿Viste que él fue siempre de burlarse un poco de los demás?, una costumbre bastante fea. Yo no la tengo. Y estuvimos un par de años sin hablarnos. Bueno, yo no le daba ni cinco de pelota y cuando nos encontrábamos, él, que es bastante caballero, me saludaba, pero después volvía a hacerlo. Ahora, estamos íntimos.
-¿Qué es lo mejor y lo peor de ser Susana?
Lo mejor es el cariño de la gente, tener mesa en los restaurantes [ríe], no hacer cola, y lo peor es que perdés mucha intimidad. Estás siempre espiada, siempre perseguida, se te suben a los árboles, te cansás de salir en gomas en todas las revistas. Ahora hice una muralla para que no puedan subirse en La Mary [su chacra de Punta del Este]... Ésa es la parte fea, pero después es todo placentero. Si vos te metés en el show business es para triunfar. No querés que no te reconozca la gente porque, si es así, no pasa nada.
-Hubo momentos en los que, siendo madre muy joven, luchabas para pagar un alquiler. ¿Qué quedó de esa mujer?
Está acá. Yo creo que siempre que tenés fuerza para luchar y seguir, conseguís muchas cosas. Yo nunca heredé nada. Todo lo hice yo. De este cuerpo ha salido todo lo que tengo. Pero, sobre todo, lo importante es tener una línea de conducta y no mentir, ser libre. He hecho cosas en mi vida privada que no sé si le gustaban o no le gustaban a la gente, pero siempre he tratado de no mentir. Sentía las cosas y las hacía.
-¿Te sentiste sola en algunos momentos de tu vida?
Jamás. Nunca estuve sola. Ahora estoy sola, pero estuve tantos años acompañada que estoy gozando esta soledad como nunca en mi vida. Estoy libre, voy a donde quiero, me levanto, no tengo que pedirle nada a nadie. No estoy mirando si suena un teléfono, no me engañan, no me afanan.
-Luego de sufrir esos engaños, ¿seguís creyendo que hay alguien para vos?
No creo... Es más, no tendría ganas de tener un amor... Por ahí me gustaría tener un hombre al lado que no sea mi abogado, mi contador, que sea un hombre que me pueda defender.
-¿Qué pasó con tu actriz?
La tengo. Ricardo [Darín] siempre me dice eso... Por eso quería hacer el sketch y lo estoy haciendo. No quiero esconderla del todo. Cuando termine con la tele, haré teatro. Las dos cosas no puedo... Me gustaría hacer una comedia. Yo creo que soy para comedia.
-¿A quién ves como tu sucesora?
La verdad es que todos me preguntan eso, incluso hay chicas que se me acercan, y me preguntan: "¿Me ves?" En un país que tiene muchos más habitantes, nadie reemplazó a Marilyn Monroe ni a Sophia en Italia. Nadie reemplaza a nadie. La que venga y que capture todo ese público va a tener que ser diferente. Si me preguntás ahora, no sé.
-¿Qué precio se paga por el triunfo y la permanencia?
Se paga un precio, sí. Se paga tener que estar en boca de todos y que se digan cosas horribles de uno... Por ahí, sin saberlo, el precio es estar sola ahora...
-¿Sentís que intimidás a los hombres?
No, no creo que me tengan miedo. Lo que pasa es que yo a los que me festejan no les doy bola, porque no tengo ganas.
-¿Eso es producto de las decepciones?
Puede ser, tuve varias seguidas, entonces, dije: "Basta, se van a la mierda los tipos. ¿Para qué me sirven?" [ríe]. Yo quedaría, salvo excepciones, amiga de todos mi ex, porque, en general, es gente que he amado y que se ha portado bien conmigo. Pero bueno, otros no.
-¿Qué te queda pendiente?
Agradecer la vida que tengo, que he tenido. La verdad es que he conseguido todo lo que quise y tengo una familia fantástica. Tengo que agradecer a Dios todo lo que me dio.
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