Hugo Arana conoce de éxitos. Tiene unos cuantos en su espalda. En una charla a solas con la revistaAhora, en la que pidió como única condición estar sentados, contó, entre otras cosas, porqué eligió participar de Vecinos en Guerra.
‑¿Te esperabas tanta expectativa por el programa?
‑Sí, claro. Es lógico. En la presentación hubo muchos medios y hay mucha expectativa. Esta productora (Underground) tiene antecedentes fortísimos.
‑¿Qué fue lo que te convenció cuando llegó a vos la propuesta?
‑Lo primero que me llevó a aceptar fue que venía de Underground. Sebastián (Ortega), con quien realmente trabajé muy feliz en “Los exitosos Pells”, tiene un equipo de laburo objetivamente estupendo. Son buenos libros, con mucho cuidado de la tarea y eso es bueno. Es un cuidado de la tarea amoroso, nada del rigor milico, por eso genera en cada uno lo mejor. Eso es lo ideal y es lo que está pasando.
‑¿Y en cuanto a la historia?
‑Cuando leí los primeros libros me sorprendí y me parecieron maravillosos. Sentí que era un crochet todo tejido, una red rica y de personajes complejos. El elenco es multicolor.
‑Hay actores consagrados y nuevos talentos…
‑Está buenísimo, yo veo un arcoíris. Un elenco de colores distintos.
‑¿Creés que es un buen tiempo para la ficción en la TV argentina?
‑A mí me causan gracia esas cosas. Tengo la sensación de que a través del tiempo siempre decimos que hay un renacer. Siempre estamos renaciendo. Aparecen tiempos donde se dice: “Che, no pasa nada”, “somos actores queremos actuar”. Son oleadas. Pero realmente hoy sí hay un volumen fuerte de ficción. Además me tocó ir a Misiones a dar una charla, a través del Sindicato de Actores de Televisión, para dar cursos para hacer ficción en cada provincia.
‑Para que cada provincia pueda contar sus historias con su propio lenguaje…
‑Me parece algo extraordinario que cada provincia cuente su propio cuento. O sea que hay un renacer a través del Incaa (Instituto Nacional de Artes Audiovisuales).
‑Volviste a la tele y a la gran cantidad de horas diarias de grabación, ¿encontraste el ritmo?
‑Soy un atleta... hecho pelota (risas). Igual en esta tira no soy protagonista, entonces no tengo que grabar todos los días catorce escenas. A mí me ha tocado hacerlo en otros ciclos pero ahora no, estoy más calmo. De todas maneras me acostumbré, son muchos años, ya no me asusta. Por eso decidí no hacer teatro, porque no puedo estar con las dos cosas.
‑¿Te hubiera gustado?
‑Hacer tira y teatro no, no me hubiera gustado. Es agotador. Terminás a las seis o siete de la tarde de grabar y tenés que salir para el teatro. Cenás a las doce de la noche, te acostás a las dos y media de la mañana y te levantás siete menos cuarto. No tiene sentido.
‑¿Generaste muchos amigos dentro del ambiente artístico o es difícil?
‑Tengo dos amigos, uno es actor pero nos conocemos desde la secundaria, y el otro es arquitecto y somos amigos desde los once años. En el ambiente hay mucha gente con las que me doy abrazos y voy a cenar. Pero esta profesión es muy rara, estás un año y medio laburando juntos o te vas de gira y al finalizar la temporada cada uno se va para su lado. Lo ves con cariño pero no sos amigo.
‑De los jóvenes actores que comparten elenco con vos en “Los vecinos en guerra”, ¿te sorprendió alguno?
‑Creo que son todas personas con condiciones estupendas, lo que les puede faltar son horas de vuelo. Son jóvenes con un sentido natural lógico y esto es fundamental, no son actores que hacen cosas raras.
‑Los jóvenes del elenco deben aprender mucho de vos y de los demás actores con experiencia. ¿Está bueno ser un referente?
‑No está bueno ni malo. Si sucede, sucede.
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