El primer capítulo del ciclo de ficciones de Historias de corazón tuvo su arranque. Prueba superada para un estreno que llega con nuevos y viejos aires a la tv.
"Porque siempre me quitaste todo", le grita una a la otra. Es el duelo de dos hermanas, el enfrentamiento de mujeres que soñaron vidas mejores. Las cartas están echadas para Historias de corazón, de producción original.
Las tardes siempre fueron ese espacio en el que las mujeres tejían sus secretos. Telenovelas, programas de entretenimiento y magazines se dirigían al sector que por tradición ellas ocuparon. Y va desde los radioteatros de Alberto Migré hasta los productos con el sello de Quique Estevanez.
Estas Historias de corazón conocen a su público, le hablan en un idioma conocido. Las llamadas "temáticas rosas" con tramas de superación personal, de amores fallidos y sobre todo, de cenicientas después de las doce.
La fuerza de esta nueva etapa dentro del ciclo de Virginia Lago está apoyada en la cotidianidad de sus personajes, con actuaciones alejadas de lo caricaturesco. Pero sobre todo su acierto está en los guiones. En el primer capítulo con libros de María de las Mercedes Hernando, bajo la coordinación autoral de Esther Feldman, ambas experimentadas en la materia.
La elección de Carolina Papaleo para el estreno es un guiño que los más grandes sabrán captar. Desde Una voz en el teléfono (1990) la actriz tiene vínculos estrechos con el melodrama argentino, herencia de Migre.
Emilia Mazer y sobre todo, Norma Pons lograron actuaciones soberbias en un registro que ambas conocen. El resto del elenco acompañaron la propuesta seguros, sin estridencias.
Para sus próximas emisiones el ciclo tiene el desafío de continuar con la solidez de su episodio inaugural. Una propuesta que además de enriquecer la industria televisiva con autores y actores rotativos, abre un espacio olvidado en la tv. El resultado: Un producto de calidad, que apuesta y gana.
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