Se sabe, la vuelta de la diva de los almuerzos a la ficción no escatimó en recursos a la hora de pensar el unitario. La estética de cómo serían mostrados Sofía Ponte y su
familia no podía quedarse atrás.La oscuridad de los personajes, vinculados a asesinatos y complots, parece tomar también su exterior, la forma en que son vistos. De allí, que La Dueña vaya de estricto blanco y negro, sea en vestidos o en trajes, dos colores clásicos en la moda. Sus hijos y sus nietos pertenecen a ese universo bicolor donde los villanos son elegantes y cínicos.
familia no podía quedarse atrás.La oscuridad de los personajes, vinculados a asesinatos y complots, parece tomar también su exterior, la forma en que son vistos. De allí, que La Dueña vaya de estricto blanco y negro, sea en vestidos o en trajes, dos colores clásicos en la moda. Sus hijos y sus nietos pertenecen a ese universo bicolor donde los villanos son elegantes y cínicos.
Fabián Vena, quién interpreta al hijo “renegado” de la familia tiene sentido que luzca diferente con sus rojos, naranjas y violetas. Él es el conductor de un programa de espiritualidad, un adulto-adolescente, el soñador de la familia.
Con Florencia Bertotti ocurre algo parecido al personaje de Vena. Ella llega para develar los secretos que esconde su familia y su nobleza emergen con el rosa, el celeste y el verde de su ropa.
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