Dalia Gutmann hizo de la adversidad una oportunidad. Se pensó como una “perdedora” en un mundo hecho para triunfadores. Y mal parece que no le va. No sólo trabaja como locutora en AM, el ciclo de Telefé que lidera el rating de las mañanas, sino que también agota entradas con su show Cosa de minas, en el Paseo La Plaza.
Es un martes pegajoso y Gutmann está en uno de los estudios de Telefé, en el barrio de San Cristóbal, donde, de lunes a viernes, desde las 10, le pone la voz a AM , el programa que conducen Leo Montero y Verónica Lozano. Sin embargo, no es sólo la chica que lee los avisos comerciales o los guiones de los informes que se ven en el ciclo, también es quien le pone humor a la mañana. “Aspiro a ser comediante. Ese es mi Norte”, reconoce.
Algo de eso se ve en un segmento del programa cuando encarna a su álter ego, Dalia Loser, una mujer a lo que todo, pero todo, le sale mal.
Su historia en los medios comenzó en 2002, cuando salió a buscar trabajo como locutora en un país que, a duras penas, intentaba salir de la crisis. Pasó por radios pequeñas hasta que llegó a la televisión como cronista. Pero se dio cuenta de que por ahí no pasaba la cosa. Iba a un hospital para cubrir una tragedia y los productores le pedían que hiciera llorar a los entrevistados. “La pasaba muy mal. Lo que pasa es que no puedo ser formal, como si mi naturaleza me lo impidiera”, recuerda. Algo tenía que hacer. Aún no había descubierto lo que la salvaría. Faltaban dos años.
Su historia en los medios comenzó en 2002, cuando salió a buscar trabajo como locutora en un país que, a duras penas, intentaba salir de la crisis. Pasó por radios pequeñas hasta que llegó a la televisión como cronista. Pero se dio cuenta de que por ahí no pasaba la cosa. Iba a un hospital para cubrir una tragedia y los productores le pedían que hiciera llorar a los entrevistados. “La pasaba muy mal. Lo que pasa es que no puedo ser formal, como si mi naturaleza me lo impidiera”, recuerda. Algo tenía que hacer. Aún no había descubierto lo que la salvaría. Faltaban dos años.
Antes del mediodia
Cerca de las 13, en el set de Telefé, Gutmann no habla demasiado. No aporta ninguna ironía frente al micrófono. Es raro. Se podría decir que el rating la acalló. Alrededor de las 12.30, AM alcanza un pico de más de diez puntos- en lo que va del mes promedió 5,8-, gracias a las aventuras sexuales de un participante de Gran Hermano 2012 y la intervención, exabruptos de por medio, del mediático Guido Süller.
Cerca de las 13, en el set de Telefé, Gutmann no habla demasiado. No aporta ninguna ironía frente al micrófono. Es raro. Se podría decir que el rating la acalló. Alrededor de las 12.30, AM alcanza un pico de más de diez puntos- en lo que va del mes promedió 5,8-, gracias a las aventuras sexuales de un participante de Gran Hermano 2012 y la intervención, exabruptos de por medio, del mediático Guido Süller.
Cuando este tipo de cosas suceden, Gutmann se llama a silencio. “Siento que no tengo mucho para decir. Los productores piensan lo mismo y me piden que me calle”, confiesa.
El mundo de la tele viene dado así con la presencia de los mediáticos, ¿no?
En un programa diario de tres horas de duración es muy difícil que no aparezcan este tipo de personajes. Lo que me enoja es que, a veces, hay cosas que queman la cabeza, como cuando se pelean y hablan de enfermedades y drogas.
En un programa diario de tres horas de duración es muy difícil que no aparezcan este tipo de personajes. Lo que me enoja es que, a veces, hay cosas que queman la cabeza, como cuando se pelean y hablan de enfermedades y drogas.
En el estudio no se la ve con la energía y la gracia con la que aparecerá arriba del escenario un par de días después. Tampoco son las mismas que contagia en Bien simple , el ciclo que conduce, junto con Darío Lopilato, por la señal de cable Utilísima.
“Yo entregaba volantes en la calle”
Jueves 9 del actual. A las 21. The Cavern, en el Paseo La Plaza. Un cartel en la boletería y una certeza: no hay más localidades para Cosa de minas , el show de stand up (monólogos humorísticos), a cargo de Gutmann.
Jueves 9 del actual. A las 21. The Cavern, en el Paseo La Plaza. Un cartel en la boletería y una certeza: no hay más localidades para Cosa de minas , el show de stand up (monólogos humorísticos), a cargo de Gutmann.
“Yo antes entregaba volantes en la calle para promocionar las obras en las que actuaba. Ahora llego al teatro y las entradas están todas vendidas”, argumenta, así, el éxito del espectáculo que repuso en enero pasado y que cada jueves tiene una comediante invitada.
¿Debe ser porque te conocen de la televisión?
Sí, a full . La tele te da una entidad que no se puede comparar con nada.
Sí, a full . La tele te da una entidad que no se puede comparar con nada.
En este lugar la escena es la siguiente: ocho hombres en un mundo de al menos 80 mujeres. Ocho varones escuchando cosas tan femeninas como detalles explícitos sobre la depilación, las verdades que ocultan los tampones, la indiferencia masculina y la devoción por las vidrieras.
Ellas se ríen, festejan y asienten con la cabeza a cada relato. En fin, se sienten identificadas. Ellos, de alguna manera, también. Es imposible no hacerlo, salvo para un señor mayor que mira con cierto desprecio a su mujer que llora a carcajadas.
“A tu pareja le tenés que quemar la cabeza todo el tiempo, de forma tal que no pueda pensar más. Porque cuando lo hace, y se despierta, seguro se va a querer separar”, dispara como una ametralladora verbal en el espectáculo.
Generalmente, en los shows de stand up hechos por ellas, pasa lo mismo. Se busca trabajar el humor desde el estereotipo de “la perdedora”, “la histérica” o “la desesperada”. Cosa de minas no es la excepción .
“Encontré mi lugar para sacar la angustia”
Desde que en 2004 Gutmann descubrió el stand up, no lo soltó más. “Compensaba lo mal que lo pasaba en los laburos con lo que hacía arriba del escenario. Encontré mi lugar para sacar la angustia”, señala.
Desde que en 2004 Gutmann descubrió el stand up, no lo soltó más. “Compensaba lo mal que lo pasaba en los laburos con lo que hacía arriba del escenario. Encontré mi lugar para sacar la angustia”, señala.
¿Qué te aportó el stand up?
Me ayudó a blanquear lo que las personas quieren ocultar. Es como si una parte de mí se divirtiera con el hecho de que le pasaran cosas vergonzosas.
Me ayudó a blanquear lo que las personas quieren ocultar. Es como si una parte de mí se divirtiera con el hecho de que le pasaran cosas vergonzosas.
Aquí de nuevo vuelve a aparecer el rol de perdedora. Lo deja en claro cuando en el comienzo del espectáculo hace una pregunta a un hombre y a una mujer que comparten una mesa. “¿Son novios?”, interroga. La chica lo asegura con un animoso movimiento de cabeza, mientras que él responde: “No. Amigos”. Sólo queda un silencio incómodo, que se rompe con los sonidos de la risa nerviosa de Gutmann y las carcajadas de la audiencia.
Esta forma de hacer humor la comparte con su esposo, el conductor de TV, Sebastián Wainraich, quien encabeza, además, el espectáculo Cómico 5 , en esta catedral del stand up en la que se ha convertido el Paseo La Plaza. “No testeo lo que voy a hacer con él, porque, a veces, me hace dudar de lo que no dudaba. O me dice que le gusta lo que a mí no”, indica.
La televisión como aliada
Son las 22.45 y Gutmann está en la puerta de The Cavern, saludando a sus seguidores. Parece totalmente alejada de ese personaje perdedor que se esforzó en encarnar. Es más, podría decirse que gana porque supo jugar muy bien a perder.
Son las 22.45 y Gutmann está en la puerta de The Cavern, saludando a sus seguidores. Parece totalmente alejada de ese personaje perdedor que se esforzó en encarnar. Es más, podría decirse que gana porque supo jugar muy bien a perder.
Gutmann dice que el éxito de su espectáculo se debe, en parte, a su aparición en AM
Guerra de sexos
En el espectáculo, Gutmann dispara con munición gruesa anécdotas ficticias para relatar, a su modo, la mentada guerra de los sexos.
Guerra de sexos
En el espectáculo, Gutmann dispara con munición gruesa anécdotas ficticias para relatar, a su modo, la mentada guerra de los sexos.
Una vida entregada al ridículo y al humor de pié
El año pasado, Dalia Gutmann publicó su primer libro, Entrega al ridículo. ¿Un diario íntimo? (Ediciones B). En esta suerte de bitácora recorre, con humor, como se lee: “Experiencias de mi vida que me llevaron a ser quien soy: mi familia, mis colegios, mis novios, la terapia, la vocación, mis trabajos, la maternidad y el difícil arte de entender cómo hay que vivir para pasarla bien a pesar de todo”.
El año pasado, Dalia Gutmann publicó su primer libro, Entrega al ridículo. ¿Un diario íntimo? (Ediciones B). En esta suerte de bitácora recorre, con humor, como se lee: “Experiencias de mi vida que me llevaron a ser quien soy: mi familia, mis colegios, mis novios, la terapia, la vocación, mis trabajos, la maternidad y el difícil arte de entender cómo hay que vivir para pasarla bien a pesar de todo”.
¿Cómo fue la experiencia?
En la charla con la editora salió el título del libro. Ella me dijo que no podía creer que no tuviera vergüenza de hacer nada. Y es verdad. Yo le habré dicho que estaba entregada al ridículo. Lo escribí sin pretensión de nada. Sólo lo hice para divertir y divertirme.
En la charla con la editora salió el título del libro. Ella me dijo que no podía creer que no tuviera vergüenza de hacer nada. Y es verdad. Yo le habré dicho que estaba entregada al ridículo. Lo escribí sin pretensión de nada. Sólo lo hice para divertir y divertirme.
Gutmann dedicará este año, principalmente, a la maternidad (está embarazada de seis meses). “Si cuando me tome la licencia por ahí viene a reemplazarme a AM una mina o un flaco que la rompe, tengo que aceptarlo. Es la ley de la vida. Confío en mí. Cuando no se da más algo, aparece otra cosa”, confiesa. En cuanto, a Cosa de minas, dice que seguirá “hasta que la panza me dé”. Pero, en ese intervalo, el espectáculo continuará con otras comediantes. “Este espacio no hay que perderlo”, concluye.
Para agendar
Cosa de minas: con Dalia Gutmann y comediantes invitadas. Sala: The Cavern, Paseo La Plaza, Corrientes 1660. Funciones: Jueves, a las 21. Entrada: $50.
Cosa de minas: con Dalia Gutmann y comediantes invitadas. Sala: The Cavern, Paseo La Plaza, Corrientes 1660. Funciones: Jueves, a las 21. Entrada: $50.
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