En términos culinarios (su especialidad, justamente), se podría decir que le “tomó el gustito” al reconocimiento así como a su rol de crítico en el programa de Telefe; un papel que desempeña cada vez con más soltura, mezclando exigencia y encanto.
“Siento que este año estamos más auténticos”, afirma en el mano a mano con Ciudad.com, a sólo horas de la gran final del ciclo (miércoles 21.15 hs.) que consagrará a Martín, Mercedes o Alejo como el campeón de la segunda temporada del reality.
-¿Cómo palpitás la final?
-Estoy contento con el éxito del programa y siento curiosidad por ver la reacción de la gente con el ganador. Los tres son buenos y tienen sus posibilidades. Mercedes es una persona que siempre tiene algo para decir, ¡como todas las mujeres! Creció muchísimo en el programa, se descubrió a ella misma y lo hizo con muchas sorpresas. Por su parte, Martín es un chico divino, con gran pasión por la cocina y al que le gusta la vanguardia. Y Alejo será como es… ¡qué carácter de mierda que tiene! pero cocina muy bien. Es un apasionado de la gastronomía. Y si jugás ese rol de jodido, te la tenés que bancar (risas).
-¿Te cuesta no tener un favorito?
-Trato de ser imparcial y por más que me guste uno más que otro eso no va a jugar a favor de él al momento de decidir. De hecho, se fue Alan y para mí era un favorito. Por eso me emocioné tanto con su salida, es una persona en quien veo un gran futuro. Privilegio la neutralidad en ese caso, no juego con favoritismo. Nunca lo hice en la vida, así que en el juego también lo evito. En general me llevé bien con todos, especialmente con Francisco y Jacinto porque ellos me buscaron y fue un placer. Nos prometimos con Francisco ir a visitar a Jacinto en Concordia y lo vamos a cumplir en breve.
-Este año llegó MasterChef Junior, ¿qué te gusta de la experiencia con los pequeños cocineros?
-Es algo único, los chicos son completamente diferentes: mucho más sensibles, auténticos, espontáneos y no mienten. Incluso pueden ser crueles pero son honestos. Juegan para divertirse, no para ganar y había una unidad entre ellos muy fuerte. Sé que se siguen viendo, se invitan a sus cumpleaños y nació una amistad. Es muy lindo para nosotros ver la calidad de los chicos en la cocina.
-¿Los niños hicieron aflorar el costado más sensible de los jurados?
-Obviamente, son chicos y los tenés que tratar como lo que son. No puedes tener rigidez con un niño, ¡es imposible! Hay que cuidar las devoluciones. Me costó aprender a darle las devoluciones a un niño . A veces la gente no se da cuenta pero había muchísimo cuidado en la forma de decir las cosas. También me costó muchas veces no emocionarme.
-Este año se los vio a los tres más emocionados…
-Sí, totalmente. A veces éramos más crudos y otras más sensibles. Por eso te digo que nos mostramos más auténticos. Estamos aprendiendo y ya hay una experiencia adquirida que nos lo permite.
-¿Cómo es la relación con los otros dos jurados, Donato De Santis y Germán Martitegui?
-Es excelente y se ha ido fortaleciendo. Nos conocemos, sabemos nuestros tiempos y estamos más aceitados. Respetamos la experiencia de cada uno como profesional, eso es lo importante.
-¿Es muy competitivo el mundo de la cocina profesional?
-Sí, por supuesto. En mi caso, busco ser mejor de lo que fui el día anterior y no competir con un colega. La mayor competencia de uno mismo es uno. Pero hay que decirlo… no sé si es competencia o más bien celos, envidias. Lo viví y ahora con el programa lo vivo más. Escuchás chistes o alusiones que salen, pero los tomo bien porque no me ofenden ni nada. La gente es libre de pensar lo que quiera.
-¿Aceptás las críticas que llegan desde las redes sociales?
-Depende. Tomo con muchas pinzas tanto los elogios como los comentarios negativos. Los halagos son agradables pero hay que ver de quién vienen porque la misma gente que te halaga hoy, te critica mañana. ¡Es cruel la vida virtual! En Twitter hay cada zarpado, pero me divierte y a veces los mando a cag... porque soy calentón (risas).
-Tenés mucha actividad tanto en Twitter como en Facebook ¿qué te atrae de esa comunicación con tus seguidores?
-Sí, me gusta expresarme en las redes sociales y lo voy a hacer cada vez más seguido porque la gente me lo pide y a mí me hace bien decir lo que pienso. Es un nexo muy importante con el público que nos sigue y además me divierte. Está bueno escribir y publicar videítos, que son incluso más interactivos. Ah, el otro día me mandé una macana grosa porque subí un video y en vez de decir Mengano y Fulano, dije “Mengele y Fulano”. ¡Justo! Un amigo me llamó y me dijo “boludo, ¿estás loco?” (risas) Hace 26 años que estoy acá y me sigue costando el castellano. Con Donato y su mujer nos reímos porque a él le pasa lo mismo. Pero creo que también ahí reside el encanto de uno: ser como sos… con tus metidas de pata.
-¿Cómo viviste este primer año de fama masiva?
-Me impresionó porque no imaginaba que iban a ser tan acentuados la fama y el reconocimiento de la gente. Fue una gran sorpresa ver cómo te reconocen en la calle y la cantidad de personas que te piden una foto se multiplicó por diez en el último tiempo.
-¿Te sentís muy querido?
-Totalmente. No tuve nunca un problema en la calle con nadie. La gente opina y me dice cosas pero no es un problema. Igual, es muy loco porque las personas que me dicen “che, estás muy duro con los chicos” después me piden una foto (risas).
-¿Tu familia cómo vive ese suceso?
-Mis hijas (Zoe y Lola) lo viven bien aunque les gustaría también estar más tranquilas cuando estamos juntos. La menor está en Francia, se fue nueve meses a vivir para conocer su tierra paterna, y lo vivió desde afuera pero se da cuenta de lo que está pasando. Justo ayer me escribió cargándome por mis fans. Mientras que mis nietos (Bianca de 6 años y Felipe de 3) no entienden mucho pero cuando los voy a buscar al colegio se dan cuenta de que se genera un revuelo y tampoco les gusta mucho. Me dicen ‘¡te molestan todos y no estás con nosotros!’.
-¿Cómo es Christophe como abuelo?
-¡Estoy gagá! Cada vez más, voy de mal en peor. Van creciendo y te salen con planteos geniales. No pueden ser tan chiquititos y vivos. Bianca es muy mujer, me quiere manipular y lo hace tan bien que me asusta. ¿Qué va a hacer cuando tenga 15 años? ¡Pobres los chicos que se crucen con ella!
-Muchas mujeres se declaran muertas de amor por vos, ¿sos consciente que te has convertido en un sex symbol culinario?
-¡Contra mi voluntad! (risas)
-¿Te das cuenta del éxito que estás teniendo entre las mujeres?
-¿Será la panza? (risas) Más o menos. Me llegan los comentarios pero me cuesta reconocerlo. Me da pudor, me cuesta asumirlo. Pero lo hablé con artistas reconocidos del ambiente y me dijeron que es normal.
-¿Te han llegado propuestas románticas vía Twitter o Facebook?
-Sí, todos los días me llegan (risas). Yo estoy en pareja y desde el principio le dije que no se preocupara por eso. Son cosas que pasan y mientras la gente no se zarpe, está todo bien.
-¿Ninguna se ha "zarpado"?
-¡Ninguno! Hombres y mujeres me escriben, por supuesto.
-¿Hace cuánto estás en pareja?
-Desde mayo, pero la conozco desde hace 12 años.
-¿Cómo vive ella esta fama?
-Le cuesta asumirlo y, de hecho, lo asume menos que yo. El otro día me preguntaba por qué me saludaba la gente. Además, ¡le importa un pito todo esto! Es una gran trabajadora, es decoradora de interiores, hace unos muebles y sillones muy lindos. Es hermoso ver a tu pareja trabajar y que te guste lo que hace, admirarla. Me parece muy lindo porque no me había pasado nunca, sólo una vez con otra pareja que era diseñadora gráfica, pero en este caso es diferente.
-¿Podemos saber el nombre de la mujer que te conquistó?
-No, nada, que se ocupe ella de hacer su promoción y diga que es la novia de Christophe (risas). Soy muy cuidadoso al hablar de mi vida personal. En un principio, publicaba en las redes las fotos de mi familia sin problemas porque no pensaba que era tan importante y después me di cuenta de que sí lo es. Preservo mucho mi privacidad.
-Volviendo a lo profesional y pensando a futuro, ¿te gustaría tener tu programa de televisión?
-Sí, me encantaría tener un programa propio. Sería una cosa bien auténtica, con la gente, la calle y los cocineros. Algo interactivo, más real que un ciclo de recetas. Me gustaría compartir momentos con gente enamorada de la cocina como yo. No me interesa el típico programa de cocina, que hacen miles, mostrando cómo se hace un plato porque creo que a la gente le interesa conocer a Christophe como persona.
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