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30 mar 2014

Luciano Castro: “No soy prestigioso, soy un actor que está en racha”


No es “El Chori” ni es que el barrio de su personaje se le cuele en el decir. Luciano Castro tiene barrio. Y lo pone al servicio de sus frases, de su mirada, de sus valores, de ese fervor que expone para lo que le gusta y lo que no. No tiene discurso, mucho menos casete. “Yo tengo una base muy fuerte que, aunque suene cursi, es de la calle. Y eso te aviva mucho. Va a ser muy difícil que me hagan cartera”, suelta con esa jerga popular que bien le caben a él y a Favio Andrea Carbonetti, el pizzero que compone en Sres. papis (a las 23, por Telefe) y que se volvió la pieza más pintoresca dentro de un cuadro actoral con muchos matices.

“El Chori” se instaló en el boca a boca y cuando eso pasa es que algo pasa: en un virtual pan y queso, el público lo elegiría para tenerlo en su equipo.

Del otro lado de la mesa, con “agüita fría” para tomar y distendido para charlar, Castro reconoce que “desde que estoy en esta vorágine de ficciones, es el personaje con el que más me divierto. Es inimputable, un looser al que todo le sale mal, pero no baja los brazos. Necesitaba hacer comedia, era urgente para mí”. En la historia, si bien Favio no tiene nada que ver con el Facundo Canavaro de Lalola (2007, por América), se ve en su trabajo un registro similar, que le permite construir atractivamente desde lo actoral, usando esta vez, de su paleta de colores, los tonos más estridentes.

“Siempre lo dije, a mí la telenovela me cuesta horrores. Se remata de otra forma, tiene un decir con una cadencia muy particular. En la comedia tenés más cosas permitidas y yo ahí me siento más cómodo, como sin límite. Aparte acá tengo unos compañeros que son unos animales... Hablo de Joaco (Joaquín Furriel), de Peto (Menahem) y de Lu (Luciano Cáceres), que cada tanto me ponen freno o me ordenan cuando estoy muy al borde, igual que los directores. De todos modos, prefiero pasarme y no quedarme corto y deberte.

¿Y qué es lo que te pasa con la telenovela: sentís que los galanes no son para vos?

Sí, son para mí. Lo que pasa es que siempre los mato.

¿Cómo sería eso?

Siento que es un género tan tradicional, que no da distorsionarlo. Y yo, en cierto aspecto, reniego de algunas convenciones: no puede ser que el galán siempre salve a la heroína y siempre salve al amigo de la heroína, y al perrito y a la vecina.

‘Sí, estúpido, es novela, es el galán y de eso se trata’ . Me costó mucho entender eso. EnHerederos de una venganza, por ejemplo, me sentía muy expuesto. Yo estoy chocho con hacer novela, pero me exige mucho mas trabajo, qué querés que te diga.

Pero si te dan a elegir entre un galán de telenovela o un personaje de comedia...

El que mejor me pague, te digo la verdad. Además, si pudiera elegir, fumaría en pipa en mi casa y haría un unitario con todos los animales que hay y hubo en el género.

¿Como Julio Chávez?

Como Chávez, como (Rodrigo) De la Serna, como Furriel.

Bueno, ahí capaz tampoco puedas poner el toque de humor.

Sí, pero es otra cosa. En la telenovela cualquier chiste argento que le quieras meter hace ruido. Y, aparte, el unitario es una gran cuenta pendiente que tengo, igual que el cine.

¿No te llaman o no te gusta lo que te ofrecen?

Yo no tengo representante y las veces que audicioné para cine no he quedado y no tuve ofertas de unitario, jamás.

Con 22 años de oficio -debutó a los 17-, de los cuatro protagonistas de Sres. papis es el que menos recorrido cinematográfico y teatral tiene, pero logró imponer a su criatura en las charlas de bares y oficinas. Y se hamaca en las redes de Twitter. “Es que me tocó un personaje hermoso, un tipo al que las cosas no le salen bien -su mujer (Gloria Carrá) lo dejó por otra mujer- y todo le cuesta una vida, pero no afloja con los valores de fierro. Creo que “El Chori” es lo que es por los compañeros que tengo. Esto es un afano... Estoy rodeado de bestias. Para mí es un orgullo compartir con ellos, hay muchos prestigiosos acá”.

¿Vos no sos prestigioso?

No, para mí no.

¿Qué sos?

Un actor, punto. No, punto no. No soy prestigioso, soy un actor que está en racha, que la sé aprovechar y no me duermo en los laureles. Además, ¿qué es un actor prestigioso? Porque eso de que un prestigioso no hace cosas populares ya caducó. Desde el momento en que, que en paz descanse, (Alejandro) Urdapilleta hizo Tumberos (2002, por América) ya no corre más la división. Ya está muchachos, el rey del under vino a la tele. (Carlos) Belloso vino a la tele, (Diego) Capusotto vino a la tele, (Antonio) Gasalla se sentó en el jurado de (Marcelo) Tinelli. Para mí el actor prestigioso es aquel que puede hacer todo, que hace teatro, cine, tele, que hace comedia, que hace comedia musical, que es convocado y que, el punto más importante, tiene la capacidad de ser popular.

¿Y quién sería para vos?

Rodolfo Ranni, por ejemplo. Lo fue Ulises Dumont. El ‘Tano’ hace el mejor policial de su vida y va a cantar al programa de Marcelo y canta bien y te dice ‘ Aguante Manaos’ y lo hace bien. Gianni Lunadei hacia (William) Shakespeare como nadie y luego se metía enMatrimonios y algo más y te hacía descostillar de la risa. Otro prestigioso absoluto es el Beto (Luis) Brandoni. ¿Sabés qué pasa? Acá hay que cortarla con la susceptibilidad y los encasillamientos, que cool , que popu, que prestigioso, sólo cine, que sólo unitario. Basta, viejo. Cuando estudié teatro lo hice para ser actor. Y como tal resuelvo cada vez que me convocan, a veces mejor y a veces peor. Y siempre escuchando el consejo de la buena gente.

Y, típico entrevistado que grafica un pensamiento con un ejemplo, comparte que “mi amigo Arnaldo André me enseñó la importancia de los remates en la novela. En una escena de Valientes, donde éramos archienemigos, discutíamos y yo me iba. El, educado como es, me dijo ‘No, no te tenés que ir. La tenés que rematar así y quedarte.

Y bancarte el plano corto’ . De otro que aprendí mucho es de Juan Carlos Calabró enCampeones (1999, por Canal 13), que me enseñó a valorar el tiempo del otro”.

Hablar de Calabró le humedece esa mirada clara que tiene. Y ese hombre fornido, tatuado, al que los afectos llaman “El gordo” , se vuelve frágil. Y enseguida levanta cuando habla de su hija, Esperanza (de 9 meses, que tuvo con Sabrina Rojas, ver Tengo una familia...). “¿Que si es linda? Yo no puedo hablar, soy el padre. Te la muestro para que la veas, total no la podés mostrar, y saques tus conclusiones”, dice, mientras le daplay a un video de su celular. Asoma una beba hermosa, con una carcajada contagiosa, que se extiende a la mesa del bar en la que el padre habla. Y se vuelve a emocionar. Como un ping pong entre realidad y ficción, pasa un compañero y le tira un “grande,Chori ” y pasa una productora y repite la frase.

¿Te sorprende la repercusión que tiene?

Todo lo que yo haga que tenga repercusión me sorprende. Cuando ya te llaman por el nombre del personaje es como que lo lograste. Y “El Chori” está metido. Bien de barrio, con el artículo adelante. Y va para adelante. Como voy yo. Me golpeo y sigo, siempre.

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