Gustavo Bermúdez: "Creía que me iban a llamar para hacer del papá del galán, no para protagonizar"

Gustavo Bermúdez comenzó su carrera con Pelito, en 1984, y se convirtió en un actor ícono en las novelas de los 90' (Grecia, Celeste, Nano, etc.). Pero en el apogeo de su carrera decidió priorizar su familia y se fue a vivir a San Martín de los Andes. Luego de estar alejado 12 años de los medios, y a los 49 años, volvió con todo y protagoniza Somos Familia. En una entrevista con la revista Gente, el actor habló de su separación luego de dos décadas de matrimonio y contó cómo vive su vuelta a Buenos Aires, tanto a nivel laboral como personal.

"Si me bajé en mi mejor momento fue porque mis hijas eran muy chicas y yo quería verlas crecer.Manuela recién había nacido y Camina tenía ocho años. ¿Qué iba a hacer? No les podía decir: 'Esperen, no crezcan'", contó sobre su decisión de alejarse de la tele. Hoy sus hijas tienen 22 y 13 años.

"Así como un día me vine de Rosario porque quería ser actor, siempre supe que a los 35 no iba a estar acá (en Buenos Aires). Y cuando en 1995 comencé a grabar Alén, luz de luna en San Martín de los Andres, supe que ése era un buen lugar para nuestro proyecto de familia", contó sobre el sitio que eligió para su nueva etapa.

"No extrañé el éxito porque no lo busqué. Nunca me peleé con la fama, porque la acepté, sin olvidarme de mis principios. Siempre pensé en volver cuando mis hijas tuvieran edad para empezar a volar y dejaran de ser tan papá-dependientes. Y creía que me iban a llamar para hacer del papá del galán, no para protagonizar... y aquí estoy".

Sobre su separación, el actor habló poco y prefirió cuidar la intimidad de su ex pareja y sus hijas, pero detalló: "Vivo solo, pero no estoy nunca en mi casa. Y los fines de semana viajo a San Martín de los Andes (donde vive la menor de sus hijas con su mamá) o viene Manuela. No me imagino con más hijos, en pareja sí".

Finalmente, reveló: "No soy apegado en nada a las cosas materiales. Yo podría vivir en un motorhome o en una carpa. No me aferro a eso. Si hoy me preguntás dónde voy a estar cuando Manuela termine el secundario, no lo sé. Quizás en cinco años esté en una isla desierta. A medida que mis hijas hagan su vida, creo que voy a planificar mucho menos. Mi planificación tuvo que ver con ellas".