Acostumbrados a que el reality show sea solamente un show voyeurista, en donde lo más importante para mostrar son cuerpos desnudos o situaciones "histéricas" y violentas, este programa es un paso adelante en el formato, con calidad y con el eje puesto en los "choques" de culturas distintas.
La primera temporada del ciclo tuvo a familias occidentales viviendo en tribus, este año el tema se invirtió y las tribus viajaron a Buenos Aires y el giro dramático fue sorpresivo y contundente para los espectadores.
Las principales virtudes del programa son la realización de imagen, las historias que se van armando, la naturalidad de los personajes, la calidez del conductor y por sobretodo el respeto para quienes participan del ciclo, no hay degradación ni basureo a los integrantes del reality, como suele suceder en este tipo de programas.
"Perdidos en la ciudad" es la evolución del reality, con las armas más leales, sin dejar de ser un show televisivo y popular, que intenta llegar al gran público sin golpes bajos ni momentos bochornosos. Un lujo en este tipo de ciclos.
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