El rating, finalmente, tuvo cara. Anoche, los invisibles que acompañaron durante 15 meses -la tira comenzó el 23 de enero del año pasado- se hicieron ver y sentir en el teatro Gran Rex. Más de 3.000 personas ovacionaron el final feliz de Dulce amor (Telefe), la telenovela más vista de este año, la que inesperadamente pegó el zarpazo. Marcos y Victoria (la pareja protagónica que compusieron Sebastián Estevanez y Carina Zampini) coronaron su romance en cálida compañía. Una final que nada tuvo que envidiarle a un superclásico de fútbol: hasta entradas falsificadas y reventa.
La historia que el productor Quique Estevanez pensó para las tardes se convirtió en el as de la noche. Un fenómeno popular que, a 462 días del debut, se sostuvo bien arriba, al punto de lograr más audiencia que Los vecinos en guerra, la producción de Sebastián Ortega que se estrenó el 15 de este mes. Elogio de la sencillez.
Si bien no estaba anunciado, el canal decidió un astuto recurso para que Los vecinos...heredara ayer público de Dulce amor. Después del juego de la alfombra roja -con conducción de Marley-, sobre la que el elenco, vestido de gala, fue ingresando al teatro (ver Pasión...), se emitió un capítulo de la tira protagonizada por Diego Torres y Eleonora Wexler .
Recién al finalizar el envío se volvió a la transmisión en vivo y en directo de la fiesta desde el Gran Rex.
Mientras los que se quedaron en casa veían Los vecinos..., dentro del teatro se emitía un repaso por las mejores imágenes de Dulce amor. En el “gritódromo”, después de los alaridos ante las escenas hot de la pareja central, el mayor caudal de decibeles desde las butacas era para las imágenes de la muerte de Montalbán (Gerardo Romano).
A las 22.30 el elenco se puso a degustar un catering especial detrás de escena. Georgina Barbarossa, Juan Darthés, Laura Novoa, Rocío Igarzábal y tantos otros se deleitaron con bocaditos de salmón, pizzas y champagne. El clima era de tanta alegría que en el baño, por ejemplo, se lo podía ver a Arturo Bonín cantándole a Jorge Sassi la milongaJacinto Chiclana. Ausente con aviso: María Valenzuela, de gira teatral.
A las 22.45, al fin de Vecinos..., en el escenario se armó un living en el que Marley entrevistaría a los protagonistas. A las 22.48, la TV mostró cómo irrumpía un automóvil negro conducido por Marcos (y con Victoria como pasajera en el asiento trasero). “(Al principio) Nadie daba dos mangos por nosotros”, confesaba Estevanez ante el micrófono y arrancaba ovación en la sala. Finalmente, a las 23 comenzó el esperado capítulo.
Dulce amor traspasó la pantalla al punto de gozar de un club de fans, “Marcoria” (juego de palabras entre Marcos y Victoria). Fórmula probada y aprobada por los televidentes.
El final transmitido desde un teatro ya es recurso frecuente de Telefe. Desde Resistiré, en 2003, con Pablo Echarri y Celeste Cid, el Gran Rex vio pasar a varios elencos frente a su público.
Amor en custodia (Soledad Silveyra y Osvaldo Laport), Vidas robadas (con Facundo Arana) y Graduados (Nancy Dupláa y Daniel Hendler).
Montecristo (Echarri y Paola Krum) se transmitió desde el Luna Park, en el 2006.
Cuando a las 23.40 Marcos le pidió casamiento a Victoria, el Rex parecía ya la popular de un equipo después de un gol. Las fans cantaban desesperadamente Fuiste tú, el tema de Ricardo Arjona que musicalizó varias escenas de la historia. Y con la frase de “Lléveme Marcos” de Zampini (un clásico y un guiño para los fans de la novela), todo explotó.
“Gracias por tanto”, se leía en una placa negra en pantalla en el último segundo. En el escenario, los abrazos del elenco sobrevenían cada tres segundos. Tomaban conciencia de que habían entrado en la historia de la TV. Cada actor tuvo micrófono para dar su veredicto de la fiesta y Darthés invitó, entonces, a cantar a coro Dulce amor, en un intento general desafinado. “Yegua”, le gritaban a Novoa con complicidad.
Finalmente, Estevanez y Zampini se besaron por última vez... y en vivo. Y dejaron la puerta abierta de un regreso de la dupla. Un amor tan dulce como pegadizo.
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