Esta semana Mi amor, mi amor consiguió su medición más alta del año (12.8) después de que unas semanas atrás comenzaran a verse los capítulos que tuvieron a Rodolfo Ledo, Director de Naranja y media (1997), como jefe de guionistas. Ledo ya había anunciado giros en la historia de El árbol, los que más allá de los números, ya se empezaron a notar.
El primer gran volantazo fue poner todas las cartas sobre la mesa: Juan (Gil Navarro) dejó de correr de un lado a el otro intentando esconder su doble juego amoroso y fue descubierto en el engaño por Laly (Gandini) y Vale (Stuart). Este detalle, en el que se basaba toda la historia hasta el momento, trajo inevitablemente cambios.
Entre otras cosas se intensificó en la producción un elemento que todavía no había sido explotado en su totalidad: “el drama”. La ficción comenzó a alejarse del tono de comedia constante y trajo escenas en las que los protagonistas ya no intentaban hacer reír, sino que tenían reacciones más cercanas a las de un desengaño amoroso. Dos embarazos simultáneos, y las protagonistas viviendo en la misma casa, le dieron color a la historia. Por otro lado el humor recayó sobre actores que podían llevarlo: Gonzalo Suárez, Oski Guzmán y Mariana Prommel, esta última ingresada recientemente y que en poco tiempo logró convertirse en un punto alto de la ficción.
Tele de hoy, capítulo a capítulo y día a día, no dejan opción: encontrar el norte o abandonar la carrera. Aquí, uno que cambió y que parece haber encontrado en el aire su ruta de supervivencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario