Es la primera vez que Brenda Gandini y Jazmín Stuart trabajan juntas, pero se tratan y se comportan como si se conocieran de toda la vida. En Mi amor, mi amor (a las 23.30, por Telefe), la tira que coprotagonizan junto a Juan Gil Navarro, interpretan a Laly y Valeria, dos mujeres enamoradas y embarazadas de un mismo hombre, vinculadas por una relación tensa de amor-odio permanente. En la realidad, en cambio, dicen que las une un cariño que va más allá de los límites laborales y se nota.
Aprovechan un descanso en medio de las grabaciones para hablar de sus personajes despojadas de todo juicio ético. Prefieren analizar comportamientos, teorizar acerca del amor y la complejidad de las relaciones humanas, y sobre las fragilidad y la fortaleza de una mujer embarazada. Tema que conocen y tienen fresco: Eloy, el hijo de Gandini con el actor Gonzalo Heredia, tiene un año y medio y Manuel, el hijo de Stuart, tres.
¿Cuesta combinar las exigencias de una tira con la maternidad?
Stuart : En una tira se trabaja a ritmos imposibles y eso a veces no permite profundizar demasiado. Pero todo lo que antes me saturaba, hoy me parece divertido, y no pido más de lo que es. La maternidad va en paralelo y, por suerte, la manera de criar un hijo puede ser muy flexible. Una puede tener momentos de más o menos presencia, y el vínculo nunca se rompe. El hijo entiende mucho más de lo que una cree.
Gandini : Cuando me planteé ser mamá tenía la idea de criarlo yo misma, y estuve mucho tiempo presente. Y bueno, trabajar implica darle un respiro a tu hijo para que se relacione con otra gente y establezca otros lazos además de su mamá.
Stuart : Y más allá del cansancio, lo pasamos muy bien, nos divertimos mucho, entonces cuando llegás a tu casa estás contenta y tu hijo también de alguna manera recibe esa buena energía.
¿Tenían algún prejuicio acerca de compartir el protagonismo sin conocerse de antemano?
Stuart: Para mí, el estatus dentro de una ficción no tiene importancia. El protagonismo no te garantiza nada en sí mismo. Hay gente que fue muy reconocida en papeles muy pequeños. Y por suerte la conexión entre nosotras es fantástica.
Gandini : ¡Es genial! Y gracias a Dios que fue Jazmín la coprotagonista, porque es muy difícil encontrar en el medio gente que no tenga el ego tan desarrollado. Por suerte me tocaron compañeros que me dan mi lugar, me enseñan y yo aprendo de ellos constantemente.
La tira plantea la idea de un hombre enamorado de dos mujeres. ¿Creen que puede existir el amor genuino hacia dos personas al mismo tiempo?
Stuart : Creo que podría haber situaciones así. En definitiva pareciera ser que el amor es un acuerdo entre las partes involucradas, ¿no? Y que cada pareja genera sus propios acuerdos y negociaciones.
Gandini : Yo siempre lo defiendo a Juan (Gil Navarro), porque a él realmente le pasa esto y sufre con lo que le pasa. No puede decidirse y eso no lo convierte en mala persona. Creo que con los años el amor de pareja va cambiando con las experiencias.
Stuart : Y también es muy humano preguntarse por qué hay que elegir, por qué no se puede todo. Elegir implica renunciar, y no es fácil. Hay distintos tipos de amor: uno que tiene que ver con un apego y una historia a largo plazo; otro que tiene que ver con el instinto y con algo sexual; otro relacionado con lo romántico y lo idílico... Hay muchas personas en el mundo. Es muy naif pensar que uno va a tener ojos para una misma persona a lo largo de toda la vida. Es una mentira, una careteada.
Gandini : ¡Che, no! ¡No quiero creer eso!
Stuart : Perdón, pero es imposible.
¿Imposible o improbable?
Stuart : Es imposible. Eso no quiere decir que uno no pueda ser fiel. Porque uno elige, renuncia, toma decisiones, pone en la balanza.
En la tira, cuando ellas se enteran de la doble vida, primero se unen, después prueban convivir los tres, pero al final compiten entre ellas por Juan como si fuera un premio.
Gandini : Es lo más lógico. O sea, me gustó mucho cuando ellas se juntaron, porque hay hijos de por medio y él es el padre. Pero en algún momento tenía que saltar la competencia, porque hay un sentido de pertenencia del otro que te inculca esta cultura en la que estamos criados. Cuando nació esa competencia entre ellas me pareció súper interesante porque se mostraron más humanas.
¿Suma heroísmo a estas mujeres enfrentar semejante crisis embarazadas?
Gandini : Por suerte las dos somos madres y sabemos lo que conlleva un embarazo. La fragilidad, ante todo. O sea, vas a traer un niño al mundo y como que anhelás estar bien con tu pareja, cuidada... ¡Y a ellas de repente les pasa todo esto! Cuando Juan le cuenta la verdad a Laly y ella no reacciona, dije: “Yo, Brenda, lo hubiese recagado a trompadas”. (Risas) ¿Alguna vez imaginaron cómo reaccionarían en una situación similar?
Gandini : Yo no me bancaría una situación así. Soy muy leonina, muy de defender mi territorio, mi lugar y mi familia de una manera intensa. No tengo matices, soy blanco o negro. No me traigas un gris porque está todo mal. Si me enterara de algo así, chau, sé cortar las situaciones aunque sufra. Lloraré dos, cuatro, cinco años, pero hombres hay miles.
Stuart : Yo soy distinta. No soy leonina, soy acuariana, y de por sí soy mucho más volada. Por supuesto que no quiero que me lastimen. Y también cuido a mi familia. Pero realmente creo que estamos en un momento histórico en el que el amor se está resignificando. Nos estamos dando cuenta de que el amor pa toda la vida, como decían nuestros abuelos, es muy complicado. Somos falibles, nos pueden pasar cosas, nos podemos deslumbrar, nos podemos equivocar, y me cuesta creer en las malas intenciones. Creo que cuando uno se enamora, lo hace porque ve en el otro a una buena persona. Y si esa persona se equivocara, yo no querría estar con alguien que me haya lastimado, pero creo que no reaccionaría violentamente.
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