De El secreto de sus ojos (2009) para acá nos acostumbramos sin dificultades a hablar de un "nuevo" Guillermo Francella. La frase puede resultar pura convención, pero en los hechos el proceso transformador es evidente, indiscutible. Las dos magníficas temporadas de El hombre de tu vida sacaron el máximo provecho (en plenitud y por primera vez) del talento de un actor completo, dúctil para la comedia y para el drama sentimental, cuya naturalidad emanaba del rigor y la aplicación con que encaró la construcción de su gran personaje. Si falta algo para convencernos del todo de que el "nuevo" Francella llegó para quedarse, allí está la enésima repetición de Casados con hijos (2005-2006) y de Poné a Francella (2001-2002) que persiste en la idea de sacar siempre un poco más de jugo del "viejo".
¿Creerá acaso Telefé con esta insistente política de repeticiones que de esa manera logrará en el futuro un eventual regreso del Francella de las miradas cómplices y las frases con su sello incorporadas al imaginario popular? Toda reposición televisiva, en verdad, funciona a partir de la reminiscencia de lo ya visto. Y en el caso de Poné a Francella , también en la certeza de que cierra el largo ciclo histórico del sketch como eje del humor televisivo.
Con todo, cualquier consideración analítica quedará en este caso subordinada a la voluntad de su protagonista. Francella parece haberse despedido de su vieja ropa televisiva mucho antes de lo que sugiere el rating de esta mirada retrospectiva. Y promete regalarnos hacia adelante nuevas muestras de su enorme talento de actor completo.
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