A los 50, Andrea Frigerio atraviesa un un momento de plenitud. En una nota con la revista Ahora, del diario Crónica, la actriz habló de su trabajo en La Dueña, de su empresa de perfumes, de amor y de su futuro como abuela. "Estoy ansiosa por tener a Olivia en mis brazos", confesó.
Coqueta, sincera y con la naturalidad que la caracteriza, a los 50 Andrea Frigerio confiesa que atraviesa uno de los momentos más plenos de su vida personal y profesional.
Tiene a su cargo una empresa de perfumes y, después de un año de estar alejada de la televisión, admite que conformar el elenco de “La dueña” es acompañar a Mirtha Legrand en su esperada y a la vez sorpresiva irrupción en la ficción.
Anteriormente interpretó a una mujer muy hot en “Un año para recordar”. En cambio, en esta oportunidad, le ofrecieron componer a la nuera del personaje de Sofía Ponte y se luce como esposa de Raúl Taibo, una mujer ambiciosa y sin escrúpulos a la hora de conseguir más poder.
Además, con el correr de los capítulos, la ex modelo y conductora mostró su faceta más sexy. “Como en todas las historias televisivas, Lourdes debe moverse con más cuidado que nunca porque es una villana, además de una mujer infiel. Yo quería interpretar un papel fuerte como este, realmente era una cuenta pendiente, pero todavía siento que me queda mucho por aprender, vivir y disfrutar. Trabajar con Mirtha es un placer, y eso que me tocó interpretar peleas muy duras con ella, hacerle frente, pero sabe que, no bien se apaga la luz de la cámara cuando terminamos la escena, está todo más que bien entre nosotras”, contó.
Distendida, admite que en el futuro le gustaría filmar una película ya que oportunidades tuvo pero, por un motivo u otro, no las pudo aprovechar. El mes que viene su hijo mayor, Tomás (30), fruto de su primer matrimonio con el músico y compositor Eduardo Frigerio, la convertirá en abuela y, feliz, cuenta que el nacimiento de Olivia será una bendición.
Su hija menor, Josefina (15), para todos Fini, y su marido desde hace más de dos décadas, Lucas Bocchino, acompañan y comparten la buena noticia y señala que su familia es, sin lugar a duda, su mundo más preciado.
Se define como una mamá presente y, con respecto a su hija adolescente, cuenta que el verano pasado durante sus vacaciones en Punta del Este tuvo que aceptar las primeras salidas de Fini. “Confío plenamente en ella. Me encanta que pueda salir, probarse a sí misma y descubrir que otros chicos no poseen sus mismos valores. Tiene una personalidad marcada y es bastante madura para su edad. Sacarla de contexto y obligarla a que no tenga contacto con la realidad sería un error. No quiero educarla así. Con ella fui y soy una mamá mucho más presente porque, cuando Tomy nació, yo trabajaba bastante fuera de mi casa y viajaba con frecuencia. Por suerte, estaba mi mamá y ella me suplía muchísimo. Pasamos mucho tiempo juntas y la ayudo a estudiar... No sé (piensa), tal vez porque soy hija de maestra tengo la vocación docente bastante desarrollada. Soy una persona muy curiosa y me gusta estar siempre aprendiendo. Las dos entendimos que en estos tiempos tan difíciles para los adolescentes tomar precauciones es lo mejor que nos puede pasar a las dos”.
‑¿Te gustaría que siguiera tus pasos?
‑Quiero que sea feliz y tenga la libertad para elegir. Pero, si llega a seguir una vocación artística, me gustaría poder allanarle el camino. Si elige entrar en este mundo, lo hará de la mano de una persona que lo conoce muy bien y que va a saber aconsejarla, pero últimamente me dijo que quiere ser cantante.
‑¿Cómo te ves en el rol de abuela?
‑¡Divina! Estoy ansiosa por tener a Olivia en mis brazos. ¡Me encantan los bebés! Le voy a dedicar todo el tiempo que pueda, y deseo disfrutar cuando dé los primeros pasitos y pueda compartir otro tipo salidas. Yo tuve una excelente relación con mis abuelos. Inclusive mi nona paterna fue la que me ayudó a conocer el mundo de las fragancias y la variedad de aromas. Falta poco para el nacimiento de mi primera nieta y deseo que tanto Tomás como Fini en el futuro me permitan ser una abuela presente.
‑Con respecto al cambio de década, ¿de qué manera recibiste los cincuenta?
‑Llevo una vida muy intensa. Dios fue muy bueno conmigo y tengo muchos motivos por los cuales ser agradecida. Me siento bien y tengo una gran vocación para ser feliz. Obvio, atravesé momentos difíciles, como la muerte de mi madre, que falleció de un cáncer a los setenta. Su ausencia me provocó una profunda depresión, pero pude superarla ya que soy positiva y tengo una familia maravillosa en quien apoyarme. En cuanto a la devolución que me da el espejo, no es mala. Tengo buena genética y, si bien no estoy pendiente de privarme de comer cosas ricas, cuando me doy cuenta de que un día me excedí, al siguiente me cuido y como livianito. Además estoy bastante conectada con mi cuerpo a través del yoga y la elongación, pero no soy de ir al gimnasio ni levantar pesas. Prefiero los ejercicios más tranquilos y relajados.
Andrea y Lucas hace más de dos décadas que están juntos. La primera vez se casaron en México y, cuando cumplió cuarenta, nuevamente en Argentina con fiesta para amigos y familiares. Trabajan juntos desde hace tres años en la empresa de perfumes y productos de belleza. A pesar de que muchas personas les aconsejaron que no convenía mezclar el trabajo con el amor, Andrea afirma que, más allá de algunas pequeñas discusiones, se llevan genial.
Su marido se ocupa de la parte administrativa y ella de otras cuestiones: “Lo nuestro es muy familiar y casero. Siempre digo que Lucas es el gran amor de mi vida. Nos encanta estar juntos y nos elegimos todos los días. Es un hombre que me permite ser y hacer, y nuestro matrimonio está afianzado y con proyectos permanentes”.
Diario Show
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