Un equipo sólido y una producción segura les permitió ir y venir cuantas veces quieran porque detrás estaba Verónica Lozano y Leo Montero con un equipo dispuesto a improvisar, parodiar, debatir y hasta hacer deportes dentro del estudio, una fórmula que despreocupó al canal durante 8 años en las últimas horas de la mañana pero que hoy parece ya difícil sustentar.
La trillada frase “nada es para siempre” o “todo pasa” asoma con fuerza, sin embargo el mismo AM parece querer resistir. La sensación de ya no saber qué mas hacer para reinventarlo choca con la solidez de haberlo hecho todo y creer que siempre es posible una vez más. Mientras detrás de la pantalla esto se debate, delante el programa se transforma en el arcón de la memoria, para llenar el espacio y tal vez también para tratar de volver a encontrar esa inspiración que lo supo ser.
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