Por su fama de “malo”, Christophe Krywonis se transformó en uno de los “platos fuertes” de “MasterChef”, el reality culinario que se emite los domingos a las 22.15 por Telefe. Con comentarios picantes y su vozarrón característico, mezclado con acento francés –que por lo general intimida a los participantes–, el jurado
conquistó a los espectadores que esperan con ansias cada una de sus devoluciones.
El reconocido chef internacional, que junto al argentino Germán Martitegui y el italiano Donato de Santis evalúan a los cinco concursantes que aún quedan en carrera para consagrarse como el mejor cocinero amateur de nuestro país, dialogó con DiarioShow acerca de la gran repercusión del ciclo, la receta sobre el exitoso rating,
su personaje y su vida.
Oriundo de Blois, una ciudad a doscientos kilómetros de París, Christophe ya lleva 25 años viviendo en la Argentina, habla como porteño y hasta utiliza el lunfardo. “En la cancha se ven los pingos”, respondió con picardía al ser consultado por las críticas de los seguidores del certamen haciaLaura, la ama de casa de cuarenta
años que despierta sentimientos encontrados en el público.
“Hablan sin saber. Ella tiene su forma de ser, que pone nerviosa a la gente porque llora mucho y porque tiene el pelo siempre en la frente, y eso que nosotros se lo marcamos en todo momento. Aporta mucho al programa. Su desprolijidad es muy fácil de criticar, pero hay que estar en su lugar”, sostuvo.
Luego, el creador del estilo bistró en Palermo Hollywood se refirió a la gran presión a la que está expuesto cada uno de los competidores: “Son 17 programas, van doce emitidos. Yo tardé unos cuantos meses en hacer
bien una masa de hojaldre, bajemos a tierra, son chicos que no saben cocinar a los cuales les exigimos
muchísimo. Por eso mi supuesta cara de malo, pero hay que ser bastante comprensivos”.
Además, les respondió a quienes lo acusan de ser extremadamente riguroso: “Es cierto que soy muy exigente, por algo me contrataron. Pienso que no soy malo, ser malo es ser destructivo y no pensar en un fin productivo. Mis miradas y reflexiones están todas hechas con el objetivo de que les sirvan para cambiar”.
-¿Cómo fueron tus comienzos?
-Empecé mirando a mi abuela, oliendo la cocina, probando y robando las masas que hacían en la cocina del hotel donde estaba ella. Y mi profesión se inició a los 15, cuando comencé a trabajar de pre aprendiz. A Argentina me trajo un amigo uruguayo que trabajaba con Francis Mallmann, quien necesitaba un cocinero francés para su restaurante en Las Leñas.
-¿Cómo decidiste sumarte a “MasterChef”?
-Cuando me llamaron tuvieron que mandarme videos porque yo desde el 2008 no miraba más televisión. Descubrí el programa y me impresionó, después supe que era muy visto en el mundo entero.
Hice un casting y se ve que me fue bien. Luego nos sentamos con los productores, nos fijamos en el
formato, lo que querían ellos y ahí me enganché.
-¿Qué te dice la gente en la calle?
-Me gritan de todo, pero sobre todo cosas lindas. Hasta los que me critican se quieren sacar fotos conmigo.
Cuando me dicen: “Ay, qué malo que sos”, contesto: “Gracias”, y se ríen.
-¿Cómo es la relación con los otros jurados?
-Excelente. Donato nos brindó un apoyo incondicional. Es una persona muy dada y generosa, que por más que tenga un auge de estrella, se supo poner a nuestro nivel y nos guió mucho y muy bien. A Germán ya lo conocía
por amigos en común, y lo respetaba porque sabía que era un gran cocinero, ya que había comido en su restaurante. Es una persona con criterio, profesional, de una gran gentileza y cortesía. Hace honor a su tierra, a su gente y a sus raíces, y me río mucho con él.
-¿Cómo te llevás con los participantes?
-Tengo una relación cortés. Varios me han pedido vernos y yo les dije que sí, nos vamos a ver cuando
termine el programa. No tengo preferidos, gente que me interesa porque los veo crecer y con ganas
de aprender sí.
-¿Por qué creés que ganan la batalla del rating?
-Pienso que la gente tiene ganas de divertirse. Estoy muy contento de saber que somos muy vistos. No me pone contento ganarle a Lanata, no es una cosa que me conmueva.
-¿A qué famosos les cocinaste?
-A Robert de Niro, Madonna, Prince. Acá en Buenos Aires a Jane Fonda y además a las estrellas locales.
Gustavo Cerati era un gran cliente mío.
Doblaje en “Ratatouille”
“Mi participación en la película fue simbólica, hice una voz de reparto, un cliente que preguntaba: ‘¿Qué hay para comer?’. El fin no era que yo hiciera un rol preponderante, sino que un cocinero interpretara un papel y que aportase algo a la promoción del filme. Me tocó a mí y siento súper halagado”, relató Christophe, y confesó:
“Casualmente, ahora estoy hablando con Disney por otros proyectos”.
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