Bajo el título “¿Puede una película argentina animada rivalizar con superproducciones de Hollywood?”, Mount empieza haciendo una comparación entre lo que sucede comercialmente alrededor de la película ahora y lo que sucedía antes de su realización: “Hace dos años, cuando los productores habían organizado la venta anticipada de los derechos, sobre la base del guión y una cola de la película, un grupo coreano había ofrecido 200 mil dólares, muy por debajo de los 500 mil del precio”. Luego del éxito de taquilla, todo cambió: en septiembre, durante el Festival Internacional de Toronto, tres distribuidoras de Corea del Sur pujaron por la compra y Korea Screen terminó pagando el medio millón. El CEO de esa empresa coreana dijo que tenía “una calidad de producción que podía estar orgullosamente a la par de cualquier película animada de Hollywood”.
Del mismo modo, informa el artículo, Universal Pictures adquirió los derechos para América Latina y España.
Metegol también será distribuida en Rusia, China, Gran Bretaña, Portugal, Turquía, Oriente Medio, Italia y Polonia. “El mes próximo comenzarán los estrenos en Colombia, México y Brasil. Si la película tiene éxito, representaría el último paso hacia la relevancia del cine animado realizado fuera de los Estados Unidos y podría determinar la manera en que Hollywood hará los filmes animados en el futuro”, especula Mount.
The New Yorker describe cómo lograron Campanella y el productor colombiano Jorge Estrada Mora que el presupuesto fuera de 22 millones de dólares, cifra que la convierte en la película argentina más cara de la historia, pero barata en comparación con las estadounidenses: en 2009, el presupuesto medio para un filme así fue de 101,4 millones de dólares. La receta de Campanella y cía. fue contratar animadores y artistas informáticos jóvenes y poco costosos, hacer acuerdos de descuentos con empresas de tecnología, y no contar con los caros ejecutivos que abundan en Hollywood.
“Con su bajo costo, Metegol llega en momentos en que los animadores de Hollywood están desesperados por reducir los gastos. Los presupuestos se inflaron debido a los costos de mano de obra y desarrollo, y la supervivencia de estudios como DreamWorks y Pixar depende cada vez más de que cada uno de sus escasos filmes se convierta en éxito internacional”, analiza Mount.
Y plantea la pregunta acerca de si el público no argentino entenderá la película. La respuesta parece ser afirmativa: “El doblaje permite modificar el guión para cada mercado, y la historia es lo bastante amplia como para funcionar en la mayoría ded las culturas”. En el Festival de Londres, se estrenó con el nombre Foossball, con Rupert Grint -el pelirrojo de Harry Potter- haciendo la voz de Amadeo, con bromas adaptadas al humor inglés y un famoso periodista deportivo de la BBC como encargado de los comentarios en el partido final. “Estrada Mora -concluye Mount- dice que imagina aMetegol como el inicio de una franquicia como Toy Story que podría dar a Buenos Aires mayor visibilidad en la animación internacional. Dijo Estrada Mora: ‘No estamos haciendo una película; estamos construyendo una industria’”.
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