Mezclando la risa con la emoción, Luciano se apasiona al hablar de sus padres, que ya fallecieron. No es de extrañar, ellos también eran dos apasionados. “Mi mamá estaba casada y todos estaban felices porque finalmente Haydeé había quedado embarazada. El detalle era que el bebé, o sea yo, no era del marido sino de mi papá. A partir de ese momento se juntaron y no se separaron más. Eran como novios, lo fueron hasta el final”.
Esa pasión que heredó de sus queridos viejos es una constante a lo largo de la nota y sus ojos (corrección: ¡ojazos!) se iluminan cuando habla de su más reciente proyecto: el filme Rouge Amargo, que protagoniza junto aEmme y que hoy 23 de mayo llega a las salas de cine de todo el país. “Es un gran desafío la película porque es de acción, al mejor estilo de la saga Bourne. Parece increíble que se pueda hacer algo así en el país y se hizo. Tiene una cantidad de efectos increíbles y además también requería poner el cuerpo. Soy una especie de héroe de acción, aunque mi personaje no tiene mucho de héroe. Es más bien oscuro y misterioso. A la gente le va a encantar, y es muy importante que vayan a verla el primer fin de semana así se puede proyectar en más salas”, dice el actor, que el año pasado deleitó al público deGraduados con ese entrañable malvado llamado Pablo.
- ¿Cómo es la vida post Graduados?
- El programa fue un boom total y creo que van a pasar años hasta que vuelva a ocurrir otra cosa así. Me acuerdo del olfato de Juan Leyrado cuando empezábamos a grabar y decía: “Esto lo veo como Gasoleros”. El reconocimiento de la gente es algo cariñoso y respetuoso. Tiene que ver con los personajes que uno hace. Y más allá del éxito de Graduados, yo valoro cada paso que di en mi carrera. Este año se cumplen 35 años desde que arranqué porque ya a los once empecé a trabajar en teatro independiente.
- ¿Siempre quisiste ser actor?
- Sí, me acuerdo que tenía tres años y mi papá hacía una obra que se llamaba El hombre y sus muñecos y yo me la sabía de memoria. Es algo que está ahí, desde que tengo memoria. Durante mucho tiempo hacía las cosas que deseaba y también hacía cosas para sobrevivir. Pero es distinto el gusto de hacer algo que tenga que ver con lo que te preparaste, estudiaste. Todo lo que pasó con El Elegido y Graduados fue genial, pero también estoy agradecido a toda mi vida anterior de formación y de haberla remado, porque me dio mucho material y entrenamiento.
- A través de tu profesión, también conociste a tu mujer, Gloria Carrá.
- Sí, compartíamos elenco en Bésame mucho, una obra que estrenamos hace once años y éramos buenos compañeros más que amigos. Al tiempo, la llevamos a Francia y después a España, donde convivimos en el mismo departamento con otra compañera.
- ¿Y no pasaba nada?
- No, nada. Ella tenía un novio acá y yo estaba soltero en ese momento. Entonces, estaba en Barcelona, pleno verano, fiesta, playa… (risas) Siempre le tuve mucha admiración a Gloria, como mujer, como artista. A mí me sorprendió mucho verla actuar. Me parece una de las mejores actrices que hay acá. Es recontra única, muy particular, muy intensa, puede hacer cualquier tipo de cosa, siempre compone, nunca está igual. Después hicimos la obra La Felicidad, y ahí se dio…
- ¿Cómo fue ese cambio de mirada?
- Nos sorprendió a nosotros. Todo el mundo lo veía alrededor nuestro y nosotros no. Será por esta historia anterior, que nos conocíamos, que éramos buenos compañeros, amigos en el sentido que cada vez que nos veíamos nos causaba alegría. Después esa relación fue mutando e hicimos todo rápido: a los 10 meses nos casamos y al año de casarnos, nació Amelia (3).
- ¿Y cómo es Amelia?
- Es lo más. Es una genia, una hermosura, es mi amor. Me ubicó en otro rol, me hace mucho más fácil esas cosas que uno anhela como vivir el presente, que parecen filosóficas y tan lejanas. Tener un hijo te conecta todo el tiempo con lo mínimo y lo fundamental, con lo esencial. Te ponés en un lugar de enseñar y en realidad ella te va enseñando todo el tiempo todo. Uno aprende a ser papá en la diaria, nadie te dice cómo hacerlo. Y tenemos una hija muy particular: es una nena muy lúcida y muy alegre.
- ¿Tenés ganas de tener otro hijo?
- Sí, a mi me encantaría. Lo que pasa es que teniendo una mamá actriz, hay tiempos diferentes. Gloria trabajó hasta los 5 meses de embarazo y a los 5 meses de parir, estaba trabajando de vuelta. Para el hombre es más fácil en ese aspecto, hay que asumir esa realidad. Y Gloria también está en un muy buen momento, con mucho trabajo y se está ocupando de algo que soñaba hace mucho como es cantar y está por sacar un disco. Además, está Angela (la hija de 14 años de Carrá y Marcelo Torres) también.
- ¿Cómo es tu vínculo con Angela?
- Desde que yo la conozco me llamó la atención su talento. La conozco desde los tres años y vivo con ella desde que tiene 9. Es imposible frenar esa capacidad y ese talento, está muy bien acompañada por la familia y por la contención que tiene en la grabación pero es un talento natural, de nacimiento. Lo tiene en la sangre: la madre, el tío, la abuela, el marido de la madre… Ahora es una adolescente y hay momentos de tensión, como con todos los adolescentes. Pero armamos una familia. Somos todos muy particulares, es un delirio la casa. Todos artistas, con egos importantes y todos somos muy emocionales.
- ¿Te da miedo que tu fama y la de Gloria, afecten en algún punto a Amelia?
- Yo creo que no, ya está medio acostumbrada. Ella entiende todo: uno de los primeros días de grabación de Graduados, viene con Angela al estudio y le digo: ‘bueno, esta es mi casa’. Entonces, me retruca: ‘¿Y esta es mía también papito?’ o me decía ‘En la tele sos Pablo, papito’. Uno a veces se complica pensando cómo tomara tal o cual cosa, y ella entiende todo. Entiende que hay novios con novios, que hay novias con novias, que hay chicos con diferencias, y no tienen filtro los pibes y a mí me gusta que sea así de libre.
- ¿Vos de chiquito también eras así de libre?
- Sí…(hace una larga pausa) Pero era muy maduro para la época. Éramos seis hermanos pero de mi mamá y mi papá, somos tres. Soy el más grande de los tres y mi papá muchas veces estuvo enfermo por problemas del corazón, tuvo cantidad de operaciones. De muy chiquito asumí un rol de mayor responsabilidad, cuidándolo y acompañando a mi mamá. Entonces, hubo ahí un crecer muy rápido. Pero bien, no fue algo traumático: son las cosas que te ocurren en la vida. No es que fue un sufrimiento tener un padre así. Todo lo contrario, mis viejos eran dos personajes y fui criado con mucho amor. Soy lo que soy por ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario