Tres y media de la tarde en Telefe. Virginia Lago aparece en pantalla y con su suave voz presenta una nueva historia de melodrama y superación. Minutos más tarde, el canal le da inicio al ciclo de cine con películas cuidadosamente seleccionadas, para conmover.
Inscriptas en ese formato “de antaño”, el drama se potencia con los comentarios y la presentación de la actriz. El recurso parece fuera de época. Un living, una mirada hacia la cámara y la búsqueda de complicidad antes de dar inicio a la película. Lo que a fines de los 70´ fue un éxito de la mano de Rómulo Berruti en la vieja ATC con Función privada, hoy es la fórmula para recuperar el rating de Telefe con Virginia Lago. ¡Y funciona ! Actriz de la estirpe tradicional de telenovela, Lago compone una anfitriona maternal en cada emisión. Ella sabe cuándo llorar, qué decir, cómo transmitir emoción. La receta de la lágrima y la tragedia completan el espacio que, por excelencia, siempre fue para las novelas románticas, esas a veces tan absurdamente enredadas y fatalistas que enganchan a las amas de casa y al público femenino A falta de una telenovela de la tarde (Dulce Amor iba a ocupar ese horario, pero se trasladó al prime time), Telefe encontró el sustituto ideal. Con “Historias reales, historias de vida”, el canal logra vencer el imperio del drama bizarro de Ideas del Sur con cine para un público sensible.
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