La competencia actual por llegar al primer lugar incita a los canales a modificar su programación según sus necesidades y la recepción de la audiencia. Dulce Amor sigue los pasos de Malparida: se creó para la tarde y llegó al prime time. Con esta modificación, Telefe definió su estrategia para no “romper” la buena racha de su tarde.
El canal había designado la primera franja horaria para la tira de Quique Estevanez. No podía ser de otra manera. Los antecedentes del productor en ese horario proyectaban un futuro de abundantes cosechas como ya había resultado con sus anteriores telenovelas.
Pero, con el buen posicionamiento de Casados con hijos y el ciclo de cine presentado por Virginia Lago, los directivos de Telefe decidieron reforzar la noche con Dulce Amor.
La apuesta seguramente haya promovido un reacomodamiento inesperado de la historia y un seguro aumento del desafío para guionistas y actores que, repentinamente, “cargan” con el horario más caliente de la tele.
En el 2010, El Trece también había definido su estrategia de manera imprevista, aunque impulsado por otras causas. La necesidad de mejorar la performance de Alguien que me quiera y ganar el prime time le abrió un lugar a Malparida para que ingresara por la “puerta principal” y se convierta en un éxito todas las noches.
Inicialmente, el drama protagonizado por Juanita Viale y Gonzalo Heredia estaba pensado para la segunda tarde. Sin embargo, tras la revisión de los primeros capítulos, los programadores se encontraron con un producto que podía modificar sus perspectivas: se trataba de un culebrón oscuro, repleto de melodrama e historias complejas, ¡justo lo que precisaban para el horario nocturno!
Y funcionó. La tira mantuvo un promedio de 22.3 puntos en el transcurso del año y fue la ficción más vista de 2010.
Ejemplo que viene a demostrar que la tele se adapta al gusto del público, a las necesidades de cada canal y a la competencia.
No alcanza sólo con una excelente producción, un elenco destacado y buenos libros. Puede funcionar o puede resultar un fracaso. La “receta mágica” no existe, el éxito parece estar bastante ligado a una cuestión de olfato y de “cintura” para tomar decisiones.
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