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7 dic 2012

Felicidad de laburante



Alguna vez, dijo que ningún trabajo le viene mal, pero que si es de actor, mucho mejor. Sebastián Estevanez va detrás del estandarte de los obreros, agradecido de las oportunidades, dedicado sin quejas a las jornadas de doble turno en las grabaciones, en una temporada televisiva en la que Dulce amor (De lunes a viernes, a las 23.30, por Teleocho) se ubicó entre los grandes éxitos del año.
Esta noche, estará como invitado especial y figura estelar en la fiesta del 27º aniversario del boliche La Barra, y antes del viaje a Córdoba se dio unos minutos para contar el balance, la experiencia y la alegría de ser Marcos Guerrero en la ficción.
"Me siento contento, feliz, el balance es altamente positivo. La novela anduvo muy bien todo el año, la repercusión de la gente es increíble, cada vez más, estamos todos muy contentos", dice, como si saliera de una fiesta.
Su participación en el proyecto comenzó mucho antes de salir al aire. Sebastián se sumó a la producción que escribió su papá Quique y desde el comienzo se entusiasmó con el libro, con la convicción de los creyentes.
"Uno siempre espera que lo que hacés salga bien, pero de entrada me gustó mucho el libro, lo mismo que me pasó con Amor en custodia. Leí los primeros cinco libros y vi cinco películas, y pensé que si lográbamos transmitir eso o igualarlo, iba a ser un caño. Y de hecho pasó, el proyecto no hacía agua por ningún lado y apenas salió la novela al aire fue algo impresionante. La repercusión en la calle se nota al toque; la tele es un medio que llega mucho y es muy masivo", dice.
-¿Ya pensaste qué vas a hacer el año que viene, cuando termine la novela?
-Hasta febrero tenemos contrato para seguir con la novela. No puedo planear nada hasta que termine. Si hubiese arreglado algo para hacer en el verano habría sido un problema. Prefiero descansar un poco, vamos por el capítulo 220 y pico y es muchísimo, y falta mucho más. Me gustaría hacer teatro el año que viene. Hacer algo bueno, una comedia con toques de drama, o que no sea todo drama. Y descansar de la tele, absolutamente.
-¿Cómo se modificó el trabajo con el personaje a medida que fue prolongándose la temporada?
-Está buenísimo que pase esto, hay que disfrutarlo, estoy feliz; no pasa siempre que una novela tenga tanto rating. El elenco, los actores, la producción, los técnicos, directores, nos llevamos todos muy bien y la novela se ve muchísimo, no es algo que pase todos los días. Termino un poco cansado, pero este es mi trabajo. Cansa grabar 10 horas por día, volver y estudiar el libro, hacer un poco de gimnasia, nada más.
-¿Te sentís cómodo en el rol de galán?
-Hago el trabajo que me gusta, galán o no galán no importa. Tampoco creo que sea el típico galán. Nunca hice un galán estereotipado, sino tipos comunes como soy yo en mi vida personal: relajado, alguien que no se la cree para nada. Me gusta que el personaje tenga cosas mías, está bueno verlo. Un tipo que labura, se gana la vida, está enamorado y pelea por el amor, la chica que ama, por su hermana, su mamá, tiene amigos, códigos. Es una de las personas más lindas que me tocó interpretar.
Figura frecuente en campañas solidarias, Sebastián fue uno de los convocados para los spots "Sacá tarjeta roja al maltratador", y su Twitter se reparte en igual proporción entre comentarios afectuosos con sus compañeros y pedidos de ayuda para gente, proyectos, campañas y urgencias solidarias. "Siempre que me llamen para ayudar a los demás, yo estoy abierto y dispuesto a hacerlo. Tuve la suerte de que me llamaran para esta campaña, para defender a las mujeres golpeadas, y es algo que me encanta, es un tema que hace falta que se muestre y se conozca. Todo lo que sea ayudar, me gusta", concluye.

La Voz

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