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30 ago 2012

"A "Gradaudos" lo ve desde el marginal hasta el concheto"


Violeta Urtizberea charló con Teté Coustarot para el Semanario Democracia sobre el gran éxito de la tira de Underground, donde interpreta a Gaby. Además habló del amor, la admiración que siente por su padre, Mex Urtizberea, y de cómo se las arregla para convivir con la popularidad.

El año 2012 viene siendo intenso para Violeta Urtizberea. “No te enamores de mí”, su primer trabajo importante en cine, se estrenó en medio del éxito rotundo de “Graduados”, donde interpreta el papel de Gabriela Goddzer. “Ella es muy distinta de mí”, fue una de las primeras frases que confesó sobre su personaje.

Teté Coustarot entrevistó a Violeta para el Semanario Democracia donde habló de todo y de este espectacular presente.

“Antes de empezar habíamos pensado a Gaby de manera distinta: más tosca, malhumorada e incluso ortiba, pero no salió de esa manera”, cuenta. Realmente es así. Pese a avergonzarse de su propia familia y de odiar todo lo relativo al mundo de su hermano Andy Goddzer –Daniel Hendler–, el personaje posee una luz propia que cautiva al público.

-Estás más alta, pero el verdadero crecimiento que tuviste fue a nivel profesional. ¿Lo sentís así?

–Sin duda. Lo siento así más allá de que ese crecimiento se dé por la continuidad de trabajo; me siento más grande, siento que me tomo las cosas de otra manera, sin el dramatismo de otras épocas. Se puede decir que estoy atravesando una etapa de mayor madurez. No tanto en la vida porque es distinto, pero en cuanto al trabajo los años siempre juegan a favor.

–¿A qué edad empezaste a trabajar?

–A los 10, en el “Magazine For Fai”, el programa de mi papá (Mex Urtizberea). Ahí estuve por cuatro años; después hice algunas cosas en tele, pero la realidad es que recién a los 18 volví a enfocar mi energía en el trabajo. Terminé el colegio sabiendo que quería ser actriz, aunque también trabajé en otras cosas.

–Imagino que te habrá resultado más fácil porque tu apellido ya estaba instalado a través de tu papá (Mex Urtizberea) y de tu abuelo, el periodista Raúl Urtizberea.

–Totalmente. De todas maneras, eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Siempre está instalada una cuestión con mi viejo que por ahí puede llegar a ser un poco molesta. Muy poco, la verdad. Lo que pienso es que hubiese sido distinto con mi mamá; siempre entre mujeres existe ese grado de competencia. Pasa que con mi papá todavía existe ese “Edipo”; sigo pensando que es lo más y no me ofende que lo halaguen tanto, para nada, todo lo contrario. Lo que puede llegar a molestar un poco es que los títulos de las notas siempre tienen que ver con mi papá: “Mi papá dice esto, lo otro”.

–La muerte de tu abuelo es reciente. Recuerdo haber charlado con tu papá en la radio acerca de cómo lo cuidó y fue una explosión de llamados.

–Fue muy fuerte, se lo llevó a vivir con él y todo; es una persona muy sensible y de los que salen corriendo apenas pasa algo. Le cuesta enfrentar esas situaciones y las llega sufrir mucho más que el que las padece. En este caso fue estar frente a la inminente muerte de su padre, sufrir todo ese proceso doloroso y a la vez intentar transformarlo.

–¿Sospechaste que “Graduados” iba a ser este suceso?

–La verdad que no. Cuando lo tuve en frente el proyecto me encantó, pero nunca me podía llegar a imaginar esto.

–Esa familia disfuncional y loquísima que tenés en la tira, ¡qué fantástica que es! Tu personaje se preserva dentro de esa locura, es desopilante. Tener en frente a Carnaghi y a Busnelli debe ser un frontón brutal para trabajar.

–Absolutamente. Siempre pienso eso y digo: “Qué suerte que tengo”. Dani Hendler también es un actor genial. Realmente es para valorar el hecho de estar rodeada de toda esa gente. Además, me divierto mucho; la paso muy bien trabajando con ellos. A Mirta, por ejemplo, la conozco de haber estudiado teatro; ella sigue haciéndolo. Es apasionada, todo el tiempo se hace preguntas, no se duerme en los laureles de ser la gran actriz que es. Alberto es una persona adorable.

–¿Perdiste intimidad con la popularidad que ganaste?

–Un poco. En ese sentido está bueno saber que cuando se termine la novela se va a calmar un poco la cosa. Lo que tiene de bueno “Graduados” es que lo ve gente de todo tipo. Desde el más marginal hasta el más concheto de todos. Intelectuales, nenes, viejos, todos.

–¿Estás haciendo otra cosa además de “Graduados”?

–Ahora estoy haciendo teatro en el Chacarerean, una obra que se llama “Isósceles”. Se trata, obviamente, de un triángulo amoroso entre dos chicas y un chico. Es algo parecido a “Graduados” porque la historia comienza cuando teníamos 18 años y continúa cuando tenemos 30. Es una relación entre tres amigos, con todo lo complicado que significa el número tres; cada uno lucha por el amor del otro. Tiene un poco de las dos cosas: el amor a nivel amistad y a nivel erótico. Al principio hay toda una instancia de mucha histeria, sobre todo cuando estamos haciendo un trabajo práctico a la noche. Sale toda una cosa sexual muy fuerte propia de la edad. Termina que hay un encuentro entre los tres después de quince años, con dos que están en pareja y un tercero que no. Ahí la historia pasa por qué le paso a cada uno de esos personajes.

La entrevista completa la podés encontrar en la edición impresa del Semanario del Grupo Crónica, Democracia, que ya está en todos los kioscos.

Diario Show

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