“La mayoría no me cree que sea aquella nena”, dice hoy Ana a sus 14 años. Ella tiene una vida particular porque nunca conoció a su padre y perdió a su mamá cuando tenía cuatro años. Quedó en guarda de un tío, comisario de a bordo y convivió con él y su pareja masculina, un dermatólogo. La amaron y criaron para ser hoy la actriz que es y que ya va, además, por su segunda película en su país.
Ana admira más que a nadie en el mundo a Bruna Marquezine, la divina novia de Neymar y sueña en ser como ella.
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