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2 abr 2013

Rozín & Prandi: emocionar con alegría




“El desafío para este año es jugar más con los recuerdos”, dice Gerardo Rozín sobre Gracias por venir, gracias por estar, ciclo que conduce junto a Julieta Prandi y que desde el sábado volverá con una segunda temporada por la pantalla de Telefe.
Los conductores apuestan a encontrar un equilibrio entre los homenajes, que marcaron el tempo del programa durante todo el año pasado, y las nuevas secciones -y otras no tan nuevas pero que han quedado relegadas- que apuntarán a recorrer la historia de la televisión en general y de Telefe en particular.
La pareja juega con sus diferencias. Dicen que son como un matrimonio de 20 años en el que ella, Prandi, es la entusiasta, la optimista que “estaba segura de que iba a haber una segunda temporada, porque el programa tuvo una muy buena aceptación y una excelente respuesta tanto de la gente como de los invitados”.
El, Rozín, vendría a ser el marido preocupado por el día a día, el que no se relaja hasta que los planes finalmente se concretan. “Eso no quita que cuando las cosas se dan, las disfruto un montón. Pero soy así, voy así por la vida. Ojo, no vivo amargado, sino cagándome de risa. Pero si me preguntás si soy optimista, ¡no! Soy cero amargo y cero optimista”, aclara.
El año pasado pasaron por el programa desde El Club del Clan en pleno, hasta las Trillizas de Oro, Marilina Ross, Ricardo Montaner, Arnaldo André, Ricardo Darín, Soledad Silveyra, Luis Landriscina, El Puma Rodríguez y León Gieco, entre muchos otros.
¿Quedan todavía personalidades por homenajear?
Rozín : Gracias... no fue pensado como un programa de tributos. La verdad es que el ciclo intenta ser algo más amplio. Lo que pasó fue que el tributo se lo fue morfando, porque está buenísimo. Cada tipo al que recibimos genera una locura distinta, o sea que cada programa, en rigor, es el tipo y lo que le podemos poner de artística alrededor. Y el resultado es cada sábado un programa nuevo y distinto respecto del anterior.
Debe ser todo un desafío encarar un programa distinto por semana y en vivo.

Rozín : Sí, se te pone canosa la chiva (risas). Pero yo soy re bilardista y siempre sé por dónde vamos a jugar.
Prandi : Yo a veces con sólo mirarlo me doy cuenta de que algo pasa. Algo de lo que había planeado no está saliendo como quiere. Para mí también éste es un mundo completamente diferente de lo que venía haciendo.
Yo no descanso jamás, y menos cuando está la cámara prendida. Estoy pendiente hasta de si él tiene mal puesto el saco. A ese nivel.
Rozín : Sí, somos como un matrimonio de 20 años con la ventaja de que ni siquiera estamos obligados a tener sexo, lo cual está buenísimo después de tantos años de casados. El matrimonio perfecto.
¿Es importante esa conexión para manejar las emociones que se generan en el programa?

Rozín : Gracias... necesita de nuestra sensibilidad. Necesita que estemos abiertos y sensibles a lo que suceda. Acá una canción no es algo que va de relleno entre una cosa y otra. Todo lo que pasa tiene un sentido, y si no lo conducís conectado con tu sensibilidad, el programa choca.
¿Hay alguna fórmula para que esas emociones sigan un cauce y no se desborden?

Rozín : El arco de emociones está previsto, pero la intensidad, no. Todos tenemos, incluso nuestros invitados, zonas más oscuras y zonas más luminosas. Este programa, me parece a mí, trata de mostrar qué tiene de luminoso un tipo que hizo feliz a la gente y, también, qué aprendió de la oscuridad.
Prandi : Cada invitado es un mundo. Te podés encontrar con un tipo frío, que te conteste dos palabritas, o con una persona que se abre como una caja de Pandora y le sale de todo, se emociona y te contagia. Y no es algo previsto o planeado. No estamos mostrándole videos esperando que llore. Sucede.
¿Se cuidan del golpe bajo?
Rozín : Nosotros todo el tiempo intentamos no ir al golpe bajo. A veces no nos sale, nos caemos, y ese día sabemos que nos equivocamos. Salimos a buscar una cosa y compramos otra. A veces nos cebamos, pero no es el común denominador del programa. Pero bueno, trabajamos con situaciones que están siempre muy al borde, y así como a veces la chingamos, otras veces hemos metido goles.
¿Por qué piensan que programas que apuntan a la nostalgia, como “Gracias...” o “Graduados” el año pasado, tienen éxito en la televisión actual?

Rozín : En nuestro caso, creo que el programa anduvo bien, no por lo que nosotros le hacemos recordar al entrevistado, sino por lo que le genera al espectador. Y eso es algo que no podemos medir.
Prandi : Yo creo que la gente necesita recordar. La gente añora cosas de su pasado y le gusta revivirlas un poquito en esa nostalgia. Nos pasa a todos, supongo. Hace falta extrañar, también.
Rozín : Pero siempre con alegría, ojo. Si no, no tiene sentido en la tele de hoy. Además, el fin de semana es el espacio donde uno se encuentra con sus cosas. De lunes a viernes el tiempo te lo marcan tu jefe, el laburo… Pero el fin de semana te encontrás con tu familia y con lo que sos realmente. Yo creo que en la identificación con un invitado y en preguntarse en la vida del otro por la de uno mismo está gran parte del éxito de este programa.

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