Es sabido por cualquiera que tenga una mínima noción de cómo funcionan las audiencias en televisión que los números de rating de sábados y domingos son mucho menores que los que se obtienen los otros días de la semana. Mucho más cuando los meses de los que hablamos son los del verano. Sin tener en cuenta este principio en absoluto, Telefé acaba de ubicar Historia clínica -un programa de alta calidad por su realización y su elenco y de una temática muy interesante, pero de un género ajeno a los rubros enrolados con el divertimento- los sábados, a las 23. La pelea feroz por el rating en la que están inmersos los canales líderes seguramente no le permiten a los directivos darse el lujo de arriesgar a ceder unos dígitos entre semana, en pos de brindar una oferta de calidad para más gente.
Esto que ocurre en las señales comerciales tiene su correlato en la TV Pública, pero no por exigencias de rating sino por necesidades políticas, cuando abarrotan los fines de semana de propuestas interesantes y de calidad que podrían ser mejor aprovechadas en otros días de la semana. Guerra guazú , por ejemplo, se merecía una mejor ubicación que el horario de los sábados al que se lo confinó.
Otra cuestión que afecta a los televidentes de señales abiertas en los últimos tiempos es la suerte de work in progress con que son tratados los horarios de los programas, a los que se los cambia de horario en un proceso de prueba y error continuo hasta dar con un rating que conforme a sus directivos. Las galas de Operación T riunfo, por ejemplo, ¿no iban los domingos, las 22?.
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