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30 abr 2012

"Graduados": Feliz domingo para todos

El hombre que está con el micrófono es un ícono de la televisión dulzona de los ochenta. Eso piensan de Silvio Soldán los que hacen la tira Graduados , mientras graban unas cuantas escenas que se verán por Telefé este jueves y el lunes próximo, a las 21.15, ambientadas en esa década, en los tiempos de Feliz domingo , ese ciclo estudiantil emblemático que conducía este hombre-ícono; el que ahora está parado con el micrófono en la mano en uno de los estudios de Teleinde, en Martínez. "El programa se sostiene en la trama y Feliz domingo es un llamador, una perlita", dice Pablo Culell, el productor general de esta ficción de Telefé que lidera el prime time. Una comedia que precisamente se basa en un concepto querido -natural- para ese medio de sensaciones llamado televisión: la nostalgia (ver aparte). "El programa aprovecha ese revival ochentoso que está en el aire", completa.
Frente a Culell está Soldán, que llegó al estudio temprano en la mañana para reunirse con los productores. El entró al set y dijo sobre la escenografía: "Es igual". El decorado es una réplica exacta de Feliz domingo: dos tribunas en las que se ubican 60 extras -con jopos, jeans por encima de la cintura, vinchas y hombreras; gente de 2012 mutada en versión 1989- ; círculos de colores, y un par de líneas sobre una pared de madera blanca.
Aquí va a suceder la acción. Sin repetir y sin soplar-uno de los latiguillos de Soldán en Feliz domingo- la historia que se contará en estos dos capítulos será: Andy (Daniel Hendler), ex compañero de colegio de Loli (Nancy Dupláa) y el verdadero padre de su hijo, le hará recordar que participaron en la prenda "Camino al Oscar" en Feliz domingo cuando cursaban quinto año, en 1989. El le hará rememorar que justo ahí, en plena performance del baile de Dirty Dancing -el número a desarrollar en la prueba-, se empezó a prender la chispa del romance.
"Este encuentro es premonitorio de que hubo cierta química entre ellos en los ochenta", explica Hendler, ubicado en una de las tribunas.
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"En algún momento decilo", pide con la mirada fija una productora a Soldán que descansa a un costado del set. Lo que va a decir en un par de horas cuando grabe la escena en la que Jimena (Isabel Macedo) participará en "El repechaje"-la prenda que posibilitaba que quienes habían perdido las anteriores tuvieran su lugar en la final- es un clásico, de esas que quedaron en la memoria de todos: "¡La cinta, Gonzalito!".
Junto a los productores, Soldán cuida cada uno de los detalles para que lo que se graba aquí sea fiel al programa original. Por eso, el equipo de Graduados miró varios videos de esa época. Y lo que faltó lo aportó Soldán. "Que digan: «Nos encontramos en la puerta del colegio»", cuenta Vanina Martorilli, la productora artística del ciclo, sobre lo que el conductor les indicó para aludir a esa frase que usaban quienes lograban abrir "El cofre de la felicidad" y llevarse el tan ansiado viaje a Bariloche.
"Traté de que fuera igual a Feliz domingo, que no hubiera errores", va a decir ya en su camarín Soldán cuando finalice la jornada de grabación.
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Soldán lleva un saco cruzado azul con unos botones dorados, un pantalón de vestir gris y una corbata con rayas rojas y verdes. Está impoluto para hacer de sí mismo hace exactamente 23 años; cuando aún no habían llegado a su vida los tan resonados escándalos maritales. Un Soldán pre-Silvia Süller, pre-Giselle Rímolo.
Empieza a grabar el tradicional "Ping pong de preguntas y respuestas". La que debe contestar es Vicky (Paola Barrientos). "¿Cuánto es el 25 por ciento de 2000?", interroga. Ella queda muda, con la angustia de no haber respondido ninguna pregunta. Sus compañeros en la tribuna la quieren matar. Vicky está a punto de llorar y lo hace. "Te voy a regalar una goma grandota para que te borres", corean los que la esperan sentados. Un himno que se escuchaba en Feliz domingo; otro de los aportes de Soldán a esta recreación. Vicky, horrorizada, escapa corriendo de los gritos y del impiadoso lente de la cámara.
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"Era un programa demasiado sano, naíf. No sé si hoy, lamentablemente, sería posible hacerlo en televisión", confiesa Soldán.
-¿Le gustaría volver a la TV de aire? [N.d.R.: en cable, regresará a la conducción de una nueva temporada de Volver pregunta.]
-No sé. No me disgustaría. No sé tampoco si me gustaría tanto porque cumplí 53 años en la televisión. Me siento completamente satisfecho de todo lo que hice. Si aparece algo, lo conversamos.
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"No es la primera vez que me llaman para recrear algunas de las cosas que hice. Pero ésta es la primera vez que es tan completo, con tantas prendas y hasta con «El cofre de la felicidad»", dice Soldán.
Otra vez aparece Jimena, envuelta en una bandera con la inscripción "Instituto Nacional", el colegio ficticio del que egresaron. Toma de un bolillero una de las últimas tres llaves. Una es la adecuada, la que abrirá el cofre, el boleto de ida a Bariloche. "Te compro un alfajor si elegís la correcta", le grita Pablo (Luciano Cáceres), su amor no correspondido en la adolescencia y del que se vengará en la adultez convertida en una femme fatale con una nueva identidad.
¿Logrará Jimena abrir el cofre? Mejor no revelarlo.
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Son las 18 y ya los 60 extras se retiraron del estudio. Salvo por Dupláa y Hendler no queda nadie más del elenco de Graduados.
Ella lleva un vestido rosa, como el que usaba Jennifer Grey en el baile final de la película Dirty Dancing (1987). El, jean y zapatillas, está a años luz del look sex symbol de Patrick Swayze.
La escena que van a grabar es complicada. Una parte ya la resolvieron durante el día, la del baile propiamente dicho. Ahora, deben recrear el salto que Grey daba en ese film para caer en los fortachones brazos de Swayze. Igual que lo que hicieron cientos de participantes en la prenda "Camino al Oscar" durante los ochenta .
Por eso, Dupláa usa un arnés, que le permitirá elevarse y caer en los brazos "menos fortachones" de Hendler. Ensayan al menos cinco veces, y siempre pasa lo mismo: Dupláa no logra mantenerse en posición. Se eleva, queda boca abajo en el aire; debería permanecer recta como una tabla, pero sus piernas, que se elevan, hacen que se desbalancee. Graban y la edición -bendita edición- va a resolver el problema.
"Venir a trabajar, disfrazarte de una edad que no tenés y bailar el tema de Dirty Dancing es maravilloso; hace que nuestro laburo no se sienta como tal", concluye Dupláa sobre su intervención.
"¿Quién no recuerda Feliz domingo? Fue un programa que está en el corazón de todos", termina satisfecho Soldán -ese hombre-ícono-, lejos ya del micrófono, mientras se prepara para abandonar el estudio

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